11 julio, 2017

EL CENIT

Por Raúl Axel Mayorga Molina*

 

No sé si usted coincida conmigo, pero me parece que el tiempo es como una tira elástica, que se estira y afloja. Cuando hace lo primero, los días, las semanas, los meses y años nos parecen años, incluso los segundos, pero cuando se afloja, el tiempo dura nada. Estas semanas han sido así, más por la sucesión tan apresurada de hechos que por los menesteres del reloj y en esta marejada de asuntos ocurridos hemos perdido la perspectiva de eventos de gran relevancia. El más, quizás, es que el tic tac de reloj electoral ya resuena en los oídos de todos los actores involucrados.

 

Cuenta atrás

Pues sí, el 1 de julio pasado, hace 11 días, se contaba un año para las elecciones de 2018. A mucha gente el tema electoral le fastidia mucho, pues la carrera por los puestos de elección popular no es fácil de digerir para la población. Luego vemos excesos, campañas sucias, competencia desleal y promesas formuladas y reformuladas que la clase política no traslada a su campo de acción. Quizás por eso, que la gente se ha hecho a la idea que los políticos nunca cumplen lo que prometen, es que son pocos los que quieren ir a votar. Además, los hay que sostienen que no importa si son de un partido político u otro, incluso independientes, los que se postulan van para una sola cosa: a robar.

Habrá quien se sienta indignado y me diga “no, yo para nada” y coincido, pues he conocido a funcionarios honestos que hacen lo mejor que pueden en el complicado sistema político mexicano, pero la percepción generalizada es esa, que los servidores públicos electos mediante votación son unos zánganos que sólo van a ver qué sacan de sus puestos.

Claro, para afirmar lo anterior la gente y los que opinan nos basamos en hechos: los gobernadores Duarte y Borge y los que están siendo investigados por desvío de recursos y corrupción, incluso cuando aún ejercen su función; los diputados locales potosinos que a costa de moches saneaban cuentas públicas (en parte, gracias les debo decir, pues han empujado una reforma constitucional a la Ley Fundamental de la entidad, es decir, la derogación del fuero a todos los que ejerzan un cargo público a nivel estatal y municipal); el posible espionaje del Gobierno Federal contra periodistas, activistas, miembros de partidos de la oposición y ahora hasta del grupo de investigadores que, en calidad de diplomáticos, vino al país a investigar la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Sumado lo anterior, sin contar los demás casos que han sido descubiertos (más no penados) a través de los años y los que irán saliendo a la luz con el devenir, nos da una idea del porqué la gente no está entusiasmada con las próximas elecciones.

De hecho, el año electoral iniciará en septiembre próximo y, en el caso de nuestro estado, San Luis Potosí, el Organismo Público Local Electoral (OPLE) que es el Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (CEEPAC) tuvo que ampliar la convocatoria para la integración de las 15 Comisiones Distritales Electorales (CDE) y los 58 Comités Municipales Electorales (CME). ¿Por qué? Sencillo: el pueblo siente que es más de lo mismo, y por más democráticos que sean los procesos, estos no acaban con el problema de fondo, el cual está conformado por la impunidad, la falta de transparencia, eficacia y eficiencia de los gobiernos que emanan de los procesos comiciales. A propósito, las futuras elecciones serán las más costosas en la historia de México, no lo dude ni un instante.

Sin embargo, a pesar que el proceso electoral parezca inútil, opino que lo mejor es ir a votar. Así se tiene la posibilidad de participar en la selección de quienes nos representarán y le da legitimidad a quienes reclaman cuando un funcionario o un burócrata hace algo indebido o es omiso en su trabajo. Recordemos siempre que esas personas que serán elegidas no son ungidos, sino empleados. Y el patrón somos nosotros, el pueblo. Así que, aunque su voto sea en blanco o lo anule (lo cual también tiene su significado en las democracias, aunque aquí los partidos se empecinen por decir lo contrario) piense en votar el 01 de julio de 2018. Ya si decide darle su voto a alguien, hágalo por las propuestas; sea crítico(a) con la o el candidato, porque México merece lo mejor, no candidatos que se convertirán en funcionarios de aparador o que pongan en peligro el ya de por sí frágil y evanescente Estado de derecho.

 

Espero sus comentarios y gracias de antemano por leer y compartir esta columna.

¡Hasta la próxima!

 

Raul Axel Mayorga, Trabajador de la educación, politólogo en formación por la UNAM en la modalidad a distancia. Música, poeta y loco, al igual que todos…

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