Arco y flecha
31 marzo, 2017

Porkylandia

Por: José Ismael Leyva Nava

 

Porkylandia es un país irreal, donde lo fantástico roza en lo absurdo de lo que pasa en él, donde lo peor sucede día a día a con la indiferencia brutal de sus ciudadanos. Porkylandia emerge de vez en cuando de entre la tierra de un extraordinario país, y cuando emerge, los días se vuelven tristes, absurdos, sin sentido, tétricos, tan abultados que nos ahogan, tan llenos de coraje, rabia e impotencia que nos decepcionamos hasta de nosotros mismos.

Porque en ese oscuro país la justicia no solo no extiende su brazo, sino que nace sin ellos, ya que quien es el encargado de mantenerla viva la amputa y  la corrupción encarna en el juez que se trasforma en ente porcino con un hambre infinita de dinero y que suelta al cerdo violador, a uno como él  y las cámaras y los micrófonos difunden  el hecho y sus detalles y no pasa nada, el violador de niñas sigue libre.

Porkilandia extiende sus dominios a Estados donde sus mandatarios son virreyes y roban en despoblado a su gente; y no solo la roban sino que apagan la vida de quienes la tienden pendiendo en un hilo,  poco a poco en pequeñas dosis de muerte de  agua destilada.

Es ese país donde de un día a otro personas comunes y corrientes acumulan inmensas fortunas, inexplicables, ofensivas. Fortunas que abren más un abismo entre ellos, los que más tienen y los 50 millones que apenas sobreviven.

Porkilandia es ese país absurdo en donde un fiscal amasa una fortuna de 250 millones de dólares  producto de narcotráfico  y se sabe de él porque es capturado en otro país, no por nosotros mismos.

Porkilandia es la corrupción situada en la joya más alta de la corona hasta la extensa base de su gran pirámide estructural; diluyéndose, pero permeándose en todos los niveles. Es un cáncer que crece, que se enraíza y es difícil de sacar, sobre todo si existe en la cabeza.

Porkilanda ha emergido estos días, en un  juez corrupto, en el diputado suplente resguardado tras un amparo, en los ex gobernadores prófugos, en el fiscal narco, y en todos aquellos que roban desde un reino de impunidad y de terror.

¿Cómo evitar que exista un reino así?, como evitar que siga creciendo un reinado inhóspito, que amenaza ocupar un país que es extraordinario y único como la mayoría de su gente , ¿Cómo no extirpar el mal de una vez por todas?, ¿Cómo hacernos creer otra vez en nosotros mismos?

No lo sé, si tuviera la respuesta me apostaría en cada esquina gritándolo a los cuatro vientos, lo que si sé, es que la respuesta debemos de armarla entre todos los que queremos un mejor país, entre todos los que amamos esta tierra, entre la gran mayoría de la gente buena, ¿Si no es ahora, cuando?

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