Barbarie adentro
26 abril, 2017

LA TORMENTA

Por Alejandro Contreras Ramírez

En un lugar no tan lejano, existía un reino que se encontraba debajo de la tierra y donde habitaban unas gotas de agua, si, así como lo lee lector, era un reino que se encontraba debajo de la tierra y que estaba formado por gotitas de agua, algunos decían, por ver tantas gotas juntas, que formaban un hermoso río, otros un lago, otros más un riachuelo, y los ratones decían que solo eran un charco y que tenían un espacio que ellos querían ocupar.

Los ratones, tenían fama de tiempo atrás de ser ladrones, mentirosos, saqueadores, corruptos, hipócritas y demás adjetivos negativos; ellos, querían este reino a toda costa, decían, imagínense si nos quedamos con el reino de las gotas de agua, tendremos el mejor lugar nada más para nosotros.

Uno de los ratones dijo, pero son muchos, las gotas reunidas son como un lago muy profundo para nosotros, el ratón que parecía tener el liderazgo repuso, sí, son muchos, pero no lo saben.

Ya todos los ratones animados por el botín se preguntaron ¿Cómo le vamos hacer, para sacar las gotas de agua de este enorme agujero? Empezaron a surgir ideas, uno dijo, pues hay que echarles mentiras diciendo que afuera está mejor que aquí, seguro caen; vamos a sacarlas a la fuerza para que aprendan, decían otros viles ratones, otro por allá decía, hay que prometerles cosas para que entre ellos se traicionen y las gotas que se queden con nosotros, después no las bebemos, sonaban risas de los ratones, que cínicos estos pillos que maquilaban un plan malvado contra lo único que le daba vida al reino, las gotas de agua. Haremos todo eso y más, dijo el ratón mas ruin y avaro de todos.

Y como lo planearon los ratones, lo hicieron, no por que fueran inteligentes y elaboraran buenos planes, lo hacían porque estaba en su carácter, fueron educados para hacer el mal.

Las gotas creyeron, traicionaron, lucharon, debatieron, escribieron, se volvieron ratones, se decepcionaron, se entristecieron, se enojaron, pero lo que nunca hicieron, fue juntarse para combatir un mal común. Que nunca nos pase esto lector, que nunca nos pase.

Al final las gotas de lluvia salieron de su reino, ya no gobernaban, les habían dicho los ratones que ellos se iban a encargar de gobernar, pero que las gotas debían de permanecer fuera porque no sabían cómo era eso de administrar y era muy difícil; después de esto las gotas cedieron en su mayoría ¿Por qué lo hicieron? No lo sé, lo único que puedo ver es que eligieron la destrucción de un sistema y la creación de otro, votaron por un cambio violento, no necesariamente positivo, no se dieron cuenta que ellos eran los únicos que podían y debían gobernar.

Los ratones hicieron una gran fiesta, celebraban, se reían, eran vulgares, comenzaron a creer que le habían hecho un favor al pueblo de las gotas de agua y todavía decían que las gotas debían agradecerles, los ratones entraron en otra realidad, la locura los había domado.

¿Qué les pasó a las gotas expulsadas de su propia casa? sufrieron en la superficie el dolor que causa la desigualdad, la incertidumbre, la ignorancia, pero sobre todo la pobreza por tratar de sobrevivir.

Así es, el sol que representa la vida y el tiempo, las quemó, y las gotas que eran vida para el reino, se evaporaron entre actos de crimen, traición y miedo, pero no se sienta mal estimado lector, pues las gotas de agua, como las ideas cuando son expuestas a diferentes fenómenos, alcanzan nuevas transformaciones, si las gotas se evaporaron y estas a su vez se condensan en nubes, forman una tormenta, que puede haber sido una simple lluvia nada más, pero no, la naturaleza en este caso reaccionó ante los actos de los ratones y lo que se formó ahora es una tormenta llena de cólera, que se posa sobre remolinos de opiniones y conflictos y que con relámpagos anuncia, lo fatal de la noche que ha caído más temprano, en el ahora reino de los ratones.

El final es pronosticado, los ratones morirán ahogados por sus propias acciones, pero no lo saben, no escuchan los truenos o si los escuchan hacen como que no, pequeñas gotas comienzan a trasminarse en el reino de los ratones presagiando la inundación, los ratones están tratando de huir, de dejar culpables, ahora los que se traicionan son ellos, no nos sorprende, si lo hicieron una vez, por qué no hacerlo dos veces, tratar de detener la inclemencia de la tormenta es una locura, tratar de deshacerla, imposible.

Ahora los ratones tratan de disfrazarse de gotas, que ridículo acto, ahora los ratones dicen que no están relacionados con los ratones, que andan aparte, ahora los ratones tratan de detener el fenómeno meteorológico con mentiras, sacrificios y negociaciones, la tormenta es imparable pues se apropiaron de algo ajeno.

Desde mi escritorio veo el horizonte, no hay sol, la obscuridad reina en forma de nubes llenas de un agua turbulenta que se desprende precozmente y cae al suelo para formar un torrente, pareciera como si ya estuviéramos en la tormenta, pero lo que vemos es poco para lo que acontecerá.

Para culminar, les dejo esta reflexión que me enseñó mi abuela ¨al que madruga dios lo ayuda y para uno que madruga otro que no duerme¨

Nos mantendremos toda la noche, en vela, redactando y exponiendo nuestras ideas, para cuidarnos de los que madrugan, pues al igual que los ratones, algunos le quieren madrugar al pueblo, y la tormenta espera el momento preciso.

 

Citando al gran cronista de México, Carlos Monsiváis “Yo vivo a fondo leyendo poesía, escuchando música, analizando procesos de una realidad extraordinaria”. Soy Alejandro Contreras Ramírez, soy Lic. en Bioquímica y también soy un observador incansable de la sociedad y sus características, lo cual, me convierte en un intérprete y admirador de ella.

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