Como perder una elección
19 marzo, 2018

Como perder una elección

+ La campaña que se perdió por las letras

Por Alejandro Contreras Ramirez

El tema político es la sombra de cualquier mexicano. Se toman decisiones, se difunden videos, se postean en Facebook, Twitter, WhatsApp artículos cortos, noticias, imágenes, llueven los memes y del aguacero nadie se salva, el pueblo se polariza, cuidado con ello. Entran en las rebatingas superficiales de los contenidos express que se generan en las redes, algunas fake news, otros, ataques políticos, la información viaja más rápido en estos días; la historia de este país se define y somos parte de esa historia.

En estas elecciones, que tocan a la puerta con mucha insistencia y preocupación, se perciben candidatos muy débiles, otros son imperceptibles, pero en su mayoría, la población nota a candidatos esclavos de su propia ambición y de quienes los colocan, esto es una mar de incertidumbre, y la corrupción navega en ella.

En una candidatura existen distintos factores que posicionan o reposicionan a sus candidatos, hoy me gustaría hablarles de una de las muchas herramientas que son utilizadas en este proceso.

En esta columna hablaremos sobre el eslogan, en específico, el slogan político, que trata de condensar el mensaje del candidato a su electorado, a mi parecer el slogan tiene como principales características emitir un mensaje que sea “pegajoso” para la ciudadanía a la que se quiere llegar, es decir, que genere un impacto en los individuos. El slogan debe convertirse en ese mensaje que nos haga sentirnos identificados.

La real academia española define el slogan como: “Fórmula breve y original, utilizada para publicidad, propaganda política, etc”.

El slogan, esa fórmula que debe ser breve y original, si esta bien construido, puede ayudar a posicionar a un candidato entre el pensamiento de la población, pero si no se entiende lo complicado y detallado que es construir un slogan puede inclusive aportar mucho para que pierda un candidato, todo depende del momento político que se viva.

Les contaré un pequeño relato que tiene que ver con lo que menciono.

En un pequeño poblado de la Huasteca potosina, un candidato a presidente municipal por parte del PRI juntó a su equipo de trabajo y les dijo, “a ver cabrones, quiero que me hagan un slogan chingón, que la gente vea que yo también soy raza, que soy huasteco, ¿cómo ven?”, Los que estaban ahí con el candidato daban unos tragos a las cervezas que habían traído y decían potenciados por el alcohol, “que tal este slogan, vota por Roberto no seas pendejo”, y las risas se soltaban, en aquella tarde donde surgiría un slogan insípido por decir poco (las palabras tienen sabor, creo yo), nada original y que, como consecuencia, traería un rechazo generalizado en la población de ese lugar.

“A ver Samuel”, dijo el pérfido candidato, “tú que le sabes a esas madres de las computadoras, traite una y búscale en el internet a ver que chingaos sale”.

El joven Samuel fue por una laptop, regresó, se sentó y les dijo, “pues, ¿cómo qué le busco Don Roberto?”. Una de las personas que se encontraba en la junta, les dijo, -ya sé, ponle “frases celebres de Luis Donaldo Colosio”, esa tarde le apostaron a la figura de Luis Donaldo Colosio, quien, siendo candidato presidencial del PRI, fue asesinado el 23 de marzo de 1994, desatando en ese tiempo toda una crisis política en el país.

Samuel les dijo, -miren esta frase (la primera que les salió en el buscador), está bien chingona, y se las leyó: “Soy un candidato que viene de la cultura del esfuerzo y no del privilegio, soy un hombre que viene del norte…”

En ese momento la junta se tornó en algarabía, la sangre de los ahí presentes hirvió y el pecho no podía contener el corazón (trajeron más cervezas, ya se las habían ganado) y el candidato les dijo, -entonces como quedó “mi frase” (la alegría era tanta, que juraban que él la había inventado), -así quedó Don Roberto, le respondieron en coro:

“Soy Roberto Escalera un candidato que viene de la cultura del esfuerzo y no del privilegio, soy un hombre que viene de la Huasteca”. Quedando más cortito el slogan: soy de la cultura del esfuerzo y no del privilegio, ese día todos se fueron contentos a sus casas pues en sus mentes, ya habían ganado la presidencia municipal.

Para los electores, ¿Quién era Roberto Escalera? Pues bien, Don Roberto (la categoría por delante, según él mismo) era un empresario que tenía ranchos y se dedicaba a la venta de alimento para pollos (que había heredado) y de buenas a primeras ya tenía una fortuna en aquel pedazo de la Huasteca, dicen los rumores (a mí no me consta), que un día encontró entre el monte un cofre lleno de monedas antiguas que eran de oro y de ahí provenía su riqueza, otros dicen que fue con un “curandero” y que este lo había hecho rico mediante brujería y algunos cuantos decían que se dedicaba a lavar dinero del crimen organizado, pero nadie creía eso (o lo decía en público), lo cierto es que Roberto Escalera tenía una gran fortuna.

Por otro lado, Roberto Escalera solo tenía un contendiente a la presidencia municipal, un hombre indígena Tének llamado Eleuterio Rodríguez, hermano de doce, huérfano de madre; Eleuterio de niño vendía leña para comprarse zapatos y ropa y lo demás para comprar algunas piezas de pan, después, cuando creció y tuvo otros empleos, juntó suficiente dinero para estudiar una licenciatura en derecho, y ahora, como licenciado en derecho contendía como candidato para la presidencia municipal, el slogan de él, se construyó rápido y resultaba contundente en la acción “trabajemos juntos” era el slogan, pues Eleuterio creía en el trabajo, era lo que le había dado de comer y lo que le había dado una carrera, era la realidad que le había transmitido su población, su gente, su familia, no podía mentirles, no se podía mentir él.

Abriendo un paréntesis al respecto, el 90% del electorado era indígena como Eleuterio y había pasado la misma situación que él, ellos eran la cultura del esfuerzo… y no del privilegio. En su mayoría la población aceptaba a Eleuterio, era uno de ellos, Don Roberto sólo era visto como un mal disfraz.

Llegó el tiempo de la “polaca” y como siempre las imágenes chocan, las ideas se enfrentan, recuerdo uno de estos días, fue un Domingo, la gente salía de misa, las motonetas con bocinas hacían su aparición, la motoneta de propaganda de Roberto decía con una música de banda de fondo, “Hola, te habla Roberto Escalera, un candidato que viene de la cultura del esfuerzo y no del privilegio, soy un hombre que viene de la Huasteca y que quiere que todos tengan un trabajo digno”.

Se escuchaba el sonido en todo el pueblo, en ese momento un señor que andaba vendiendo algo de su cosecha se me acercó y me ofreció nopales, le compré una bolsita y le pregunté: ¿Qué piensa de lo que dice el candidato Roberto? A lo cual el señor (ya entrado en años) me dijo:

“Don Roberto quiere verse como algo que no es, él no se ha esforzado, nosotros nos hemos matado trabajando, él no sabe lo que es sufrirle (se abrió una herida que tenía que escuchar) y por lo del trabajo, pues, que se quejen los que no tienen, nosotros tenemos mucho y es digno, al parecer el que no ve con dignidad nuestro trabajo en el campo, es Don Roberto”.

Mas del 80% del electorado votó por Eleuterio en esas elecciones.

Al buen entendedor pocas y conscientes palabras…

 

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