Crónica de un informe aplaudido
29 septiembre, 2017

EL RINCON DEL MAGO

Crónica de un informe aplaudido

Por Abelardo Medellín Pérez

Una, en extremo soleada, tarde de septiembre, acompañada de un reluciente Centro de Convenciones, se prepara a recibir el evento magnánimo que reúne la atención del pueblo potosino en este día 27. Grupos de funcionarios, doctores, periodistas y policías, se reúnen debajo del puente que cruza por enfrente del centro de convenciones, protegiéndose del sol, esperando alguna persona con su invitación, quizá también esperando alguna mano de puestos arriba a quien adular. No importa, todos esperan pacientes. La cita era a las 17:00, ahora mismo dan las 17:10 y no hay señal de que alguna vez el mexicano será puntual. Un helicóptero sobrevuela el área y un grupo de caballeros entrados en edad aseguran que el Secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP) José Antonio Meade, acaba de llegar. El invitado estelar, la joya de la corona en este informe, el adorno político protocolar. Sin embargo, el helicóptero pareciese ser más de vigilancia que de transporte privado, entonces la gran mayoría de los que intentan ingresar y aquellos que solo esperan, voltean su atención a un grupo de cuatro personas que comienzan a extender unas discretas mantas. Un collage de “corrupción, inseguridad, educación”, y un sinfín de problemas que cubren el rostro del gobernador. La prensa toma fotografías, y con ellos un elemento de seguridad, con aire burlón, les toma una foto también. Allende de tener la reluciente y nueva policía metropolitana cuidando la zona aledaña, con sus patrullas de franjas doradas y nuevos elementos, la seguridad del lugar se reduce a un par de vallas negras y un popurrí de policías y elementos organizadores del evento. Esto hace pensar que las patrullas son más un “miren mi nuevo juguete” que un “miren, los estoy protegiendo”. De igual forma, no podemos quejarnos con el gobernador, por favor, gente, este informe costo $200,000.00 pesos menos que el anterior. Es decir, este informe “solo” costo un millón trescientos mil pesos, la austeridad ante todo en este nuestro hermoso estado. En la explanada exterior del Centro de Convenciones, un desfile de uniformados engalana el evento, pero no exactamente policías y militares, más bien personas con uniformes inconfundibles de la fauna urbana mexicana. Blancos y prístinos doctores, azul marino para aquellos del poder legislativo, negro para los invitados fuera del gobierno, pero con igual poder, gris para el sector educativo, y un periodismo en desgarbo presente y hablando con quien pueda encontrar. También llegan en modalidad casual la mayoría de los alcaldes. Con traje de ocasión rinden presencia Miguel Márquez Márquez, gobernador de Guanajuato; Rolando Zapata, gobernador de Yucatán y, Miguel Alejandro Alonso Reyes, gobernador de Zacatecas. La sala del informe comienza a llenarse; el arzobispo, invitados del ayuntamiento de San Luis y de Soledad, equipo de futbol uniformado color rojo, como rojas son todas las corbatas que parecen ser ley entre los invitados, ¿acaso la invitación exigía estás corbatas como pase de entrada? Dirigentes de partidos políticos en el estado, representante del gobierno de Quintana Roo, cónsul de Honduras y del Salvador. Familias importantes, empresarios más importantes, un Meade con relevancia por encima de los dos anteriores, porque entre la mezcla de posición social y dinero, no se logra el nivel que el poder político carga consigo. Aun así, no se ignora la posición al momento de tomar asientos. Se levanta el telón de vidrio, un fresco y siempre alegre gobernador Carreras entra en medio de saludos y empujones de aquellos que se disputan por un apretón de manos. Camina lento, las personas entorpecen su paso y tras un calvario disfrazado de cálido recibimiento, toma lugar por un momento mientras la doceava zona militar inicia los honores a la bandera. Firmes. Un grupo de niños de niños de la Escuela Primaria indígena de Aquismón entonan el himno nacional de la manera más fiel a la patria posible; primero, cantando en español y después entonando el himno en lengua TÉNEK. De nuevo el protocolo toma un descanso y todos aplausos reciben sobre el podio a Juan Manuel Carreras López, gobernador constitucional del estado de San Luis Potosí. Extiende los brazos y todos comienzan a apagar sus aplausos dejando el vacío libre para escuchar la aventura que tuvo nuestro estado en este tiempo.

Como parte de lo indispensable, el gobernador hace mención entristecida, pero sin variar su tono, de los lamentables sucesos ocurridos en la Ciudad de México y los demás estados afectados por los movimientos telúricos del último mes. Reafirma la solidaridad del estado y cierra el tema diciendo: “San Luis solidario, San Luis de la patria […] fuerza México en la reconstrucción”. Continua con el eje rector de la gobernabilidad, lo expone y, detrás de él, apoyando su punto lo acompañan a cada lado una bandera, del lado derecho la bandera mexicana, y del lado izquierdo una inmaculada bandera blanca con el escudo del estado potosino. Entonces comienza a hablar del combate a la corrupción y la eliminación del fuero a funcionarios públicos, de pronto, en contra de sus deseos, pero por necesidad y compromiso con ideales inciertos, la zona con los alcaldes y otros funcionarios comienzan una estruendosa ola de aplausos. Porque aquí como en el mundo fuera del recinto, todo tiene su lugar: funcionarios a la izquierda (ya saben, PRI), invitados a la derecha, doctores al centro y atrás, izquierda y atrás ocupada por un equipo de futbol, y en el lugar privilegiado en la zona central y principal, tenemos al gabinete del gobernador, principales inversionistas del sector automotriz, gobernadores de otros estados, el rector de la UASLP, y claro: el secretario de Hacienda y Crédito Público, con un lugar justo al lado del señor carreras. Bueno, también podemos mencionar al gremio de periodistas y camarógrafos de medios que tenían su lugar honor en un corral en la parte trasera de la sala delimitado en un cuadro de 2.5 metros por 2.5 metros, solo lo mejor en logística para el “cuarto poder” del pueblo.

Si estás sobre un escenario frente a un público, debes entender que, invariablemente de lo que vayas a exponer, tu éxito se va a medir, no con los comentarios o la asistencia, todos pueden decir cosas buenas o muchos pueden ir a la fuerza, lo realmente esencial y fiable, son los aplausos, hoy como siempre, y no podemos negarlo, Juan Manuel Carreras lo tiene bastante claro.

El gobernador habla sobre delitos de alto impacto y como estamos por debajo de la media nacional en incidencia delictiva, calificación: aplausos moderados. Habla de la flamante y nueva policía metropolitana con 540 nuevos miembros: no hay aplausos. Reconoce la situación debilitada de algunos órganos de gobierno: recibe un igual de débil aplauso en tono de consolación. Algo así como un: “no es su culpa”. Deslindando de manera figurativa y muy retorica a los encargados de velar por la seguridad en el estado, el gobernador exige una denuncia ciudadana que pareciese ser la carencia que provoca el crimen. En este punto, cercano a las seis y media de la tarde, el gobernador aborda el tópico del delito en San Luis, menciona como han desarticulado 15 bandas delictivas, como han detenido a 1,450 sujetos, 334 de ellos acusado de delitos de alto impacto, así como menciona los 10 casos de víctimas de secuestro que fueron rescatadas. No ha terminado de mencionar lo anterior, cuando nuestro gobernador JMNC, en un desplante muchísimo priista y muchísimo automático, hace una petición que eclipsaría la presencia de cualquier invitado de honor. Bien pudo haber hecho presencia el mismísimo presidente EPN, quizá así se hubiera entendido mejor la referencia, y, aun así, este evento será recordado en la mente de aquellos que están distraídos evitando el informe por las siguientes palabras:

“La verdad es que si deberían aplaudir en esta parte”.

“Oh, lo lamentamos mucho señor gobernador”, dicen con aplausos las hordas de asistentes que frenéticos y algo alegres responden la petición tal y como el señor Carreras los solicita. Que manera de infundir respeto e hilaridad, de poner orden y crear un vitoreo de risas silenciosas. Porque, si el público está la mitad en sus celulares, una cuarta parte bostezando y la otra planeando como salir con disimulo “al baño”, quien mejor que Juan Manuel Carreras para informarles como aviso luminoso cuando ha llegado el momento de alabar a su persona y lo que hace, es decir, no es como que ese sea su trabajo. “Hay que felicitarlo”.

Este acto de poderío, marca un antes y un después dentro de la calurosa sala del Centro de Convenciones. Ahora los insuficientes servicios de aire acondicionado no son lo único que inyecta bochorno al ambiente. Habla de Liconsa y comedores comunitarios: aplausos frenéticos. Habla de la pobreza y sus esfuerzos que, a pesar de cubrir camino, son insuficiente: aplauso frenético de aliento. Aborda los servicios de salud, y presume nuestro segundo lugar nacional en trasplantes: aplauso más frenético. Habla de los nuevos equipos en escuela y de la cobertura de matrícula de la UASLP: no solo recibe una canasta de alegres aplausos, sino que, con carácter humilde, aplaude y festeja el esfuerzo del rector Manuel Fermín Villar Rubio. Entonces el gobernador decide utilizar un minuto de su tiempo de informe y felicita con bombo y platillo a Javier David, niño ganador de la Olimpiada Nacional de Conocimiento. Lo encuadran en pantalla, el joven se pone de pie, de manera respetuosa agradece el gesto y, sin que fuera su intención que así pasara, con su enorgullecedor logro se hace acreedor del aplauso más abrazador, entero y largo de la tarde.

Dan las siete, quizá unos minutos de más, y el gobernador agradece la presencia del ejecutivo, aunque fuera a manera representativa a través de Meade, vuelve a hacer mención de los sismos y confunde a muchos de los asistentes haciéndoles creer que el informe ha terminado. Las salidas discretas comienzan a manifestarse, algunos salen respondiendo el celular como si eso los excusara, otros solo corren hacia las puertas. Por fortuna las personas del frente no se han ido, siguen escuchando como Carreras habla del apoyo a 19,000 mujeres para buscar autoempleo, agradece el trabajo de Derecho Humanos, ratifica la labor que se hace alrededor de la alerte de género, menciona que en su gestión hay un número igual a cero con respecto a las huelgas. Sí, hermosa imagen la de miel sobre hojuelas esta que pinta el gobernador, sin embargo, a ninguno de los presentes se les ha olvidado un detalle algo incómodo. A la entrada de este edificio, en la explanada del Centro de Convenciones, un grupo de cuatro mujeres se plantan firmes en las escaleras alegando por su derecho a tener el oficio que ellas decidan. “DISCRIMINACIÒN MUJERES TAXISTAS VIOLENCIA DE GÉNERO”, “SOY DISCRIMINADA!”, “LA PARIDAD, nuestro derecho, Violado por la SCT y GOB, del estado”, dicen sus pancartas y con ellas pretenden exigir a las autoridades igualdad en las áreas donde han decidió buscar trabajo. En este momento, Derechos Humanos no puede atender, están escuchando el informe, en estos momentos la alerta de Género deja de ser una realidad para ser un tema a exponer, al parecer el apoyo al autoempleo de las mujeres era solo para esas 19,000 y ya no había más cupo. Sí, señor gobernador, puede que nadie pare labores con huelgas, pero voltee afuera, mire como una MANIFESTACIÒN le suplica esa paridad que tanto enarbola buscar su administración, escuche la voz de aquella violentada que en la explanada comenta:

“Estamos trabajando con derechos humanos, pero hacen lo que Gobierno les dice”.

Seguro, “San Luis va bien”, pero, ¿en favor de quienes?, ¿de aquellos sentados a partir de la quinta fila hacia enfrente?

Repitiendo un discurso desempolvado el gobernador Juan Manuel Carreras con voz dura y provocando despabilamiento en los adormilados asistentes dice: “viva San Luis Potosí, viva México”: aplausos constantes, cansados, ha sido una jornada larga y los que se han quedado es por la siguiente joyita política. Da el cuarto para las ocho de la noche y el Secretario de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade Kuribreña, toma el pódium, y, como acto político al parecer forzado en nuestros tiempos, narra la nefasta situación de los afectados por los sismos y apela a nuestro sentido humano para solidarizarnos con los damnificados. Entonces, como si de hablar con amigos se tratara, nos cuenta una pequeña historia donde hace algunos años Juan Manuel Carreras le dijo que, siendo gobernador, estaría feliz mientras acabara con el desempleo y la pobreza. Al parecer de Meade, lo estamos logrando, felicita por parte del ejecutivo la labor del gobierno estatal en turno y con aires de nostalgia comenta el gusto que lo provoca volver a sus raíces potosinas y menciona una vieja frase del recuerdo algo cortada:

“¿que van a decir los Meade y el padre Peñalosa?”.

Pregunta el Secretario de Hacienda, y se responde a si mismo asegurando: “seguro dirán que San Luis va, y va bien”, calificación: aplausos benevolentes llenos de admiración y un palpable “bien dicho señor secretario”.

Se acaba el informe y da inicio el segundo evento protocolar, como si ese fuera todo el objetivo de esta presentación: fotografías y más fotografías. El gobernador y el secretario a lo lejos, fotografías del gobernador y el secretario de cerca, tomándoles la mano, una fotografía con el secretario (solo accesible con cierto grado de posición socioeconómica), flashes, gritos, “señor secretario, una foto señor secretario”. La sala se enardece y el movimiento de los funcionarios principales define el movimiento de la mancha de personas que se mueven alrededor de ellos sin tocarlos.

Todos se han ido, logística recoge lo que haya quedado, los periodistas han dejado el edificio siguiendo la estela del Secretario de Hacienda, ya saben, esa estela de patina inconfundible que dice: “presidenciable” por todos lados. Vacío el centro de convenciones para las ocho y media de la noche, solo despejan el área algunos doctores que pedían las fotos de ellos con el gobernador a miembros de la prensa. Ellos, y un grupo de mujeres taxistas que, agotadas y sentadas aun con las pancartas en las manos, pretenden dar a conocer su injusticia hasta las últimas consecuencias, aunque nadie las ayude, aunque nadie les aplauda.

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