Por María Elena Yrízar Arias
Hemos transitado mas de 40 días desde que se inicio la cuarentena del covid-19 y para algunos pareciera que quedarse en casa, aislados de los demás, ha sido como un capitulo de ciencia ficción o algo extraordinario que nos aleja de la cotidianidad. Al principio, pudiera que para quien trabaja y cuida el hogar, le resultara cómodo por algunos días, pues no levantarte corriendo a preparar niños para llevarlos a la escuela, les daría un margen de mas horas para disfrutar del sueño y que los mismos niños pudieran dormir mas. Pero en el trascurso de los días, resulto que no es tan fácil como pareciera. Porque hay que tomar en consideración en que medio ambiente se vive. ¿Sera lo mismo vivir en un pueblo tranquilo, en una ranchería o en una gran ciudad como San Luis Potosí y Soledad de Graciano Sánchez? La respuesta es que no.
¿Sera lo mismo vivir en una casa del Infonavit o en condominios? No, no puede ser lo mismo. Por lo tanto, aquí aplica eso de que “nada es verdad o mentira, todo es según el color con que se mira”
Para quienes son padres de familia con hijos de corta edad, les ha de resultar muy complicada la situación, porque si bien es cierto que amamos a nuestros hijos, tenerlos todo el día metidos en las casas, ha de ser sumamente difícil, tanto para los menores como sus padres o las personas que los cuiden.
Para quienes tuvimos la fortuna de ser criados en el campo- y que nos discriminaban por ser rancheros-sabemos de lo agradable que es contar con un gran terreno donde te mueves para donde quieres libremente. Así que por ejemplo mis sobrinos nietos que estudian en la capital del estado, están mas que felices por este paro, pues se han regresado a disfrutar del campo a Matehuala. Pero, no todos tienen la fortuna de regresarse a sus pueblos pues, los frenan las cuestiones de trabajo y dinero.
Platicando con un joven amigo psicólogo del estado de Chiapas, me comentaba: fíjese, que acá esta pasando una fenómeno social muy interesante y es que muchos campesinos que estaban trabajando de obreros en Monterrey, al iniciarse este paro, no se arriesgaron a quedarse allá, por dos razones, Primera para evitar algún posible contagio y por otro lado nadie les aseguraba sus salarios en las empresas, que aprovechando la ocasiona, de plano les dijeron que no los iban a contratar, porque ignoraban hasta cuando se podría estar en el paro, entonces, optaron por mejor regresarse a lo seguro, donde pueden sembrar las tierras, pues allá hay agua de riego para el campo y desde que llegaron, se pudieron a cultivar maíz. Diciendo: acá, no pagamos renta, no hay que trasladarnos y como quiera el campo da para comer y subsistir.
Volviendo a lo domestico, existen otros factores que ponen a los padres en la incertidumbre ¿Qué va a pasar? ¿Cómo vamos a resolver las cuestiones económicas?¿Que va a pasar con nosotros? Entre otras preocupaciones que agobian el pensamiento.
¿Nuestro enemigo el covid-19 nos tiene en jaque?¿ o que es lo que realmente nos tiene encerrados en nuestras casas? Las respuestas podrían ser varias. Algunos están por seguir las instrucciones que dan las autoridades sanitarias tanto a nivel nacional como estatal y obedecen por convicción, para hacer que no se propague el coronavirus
Otros, de plano no están metidos en sus casas, porque salen a buscar su sustento económico todos los días y cuando se les cuestiona, dicen: “Quien nos va a mantener” siendo un argumento muy valido.
Ahora las madres y padres convertidos en maestros de apoyo para la educación a distancia, ha venido a ser otra carga para los padres y una marginación para las criaturas que sus padres no tienen los medios económicos para contar con celular para recibir instrucciones de trabajo por parte de sus maestros y peor tan tito para quienes están en el campo en los sitios donde no llega la señal. Así es que la realidad es diferente para las diversas clases sociales y marginadas en pobreza.
Tanto ricos como pobres, están temerosos de ser infectados por el Covid-19. Pareciera que el coronavirus no respeta estratos sociales, entonces, tenemos en comuna todos, que le tememos a lo mismo, que pudiera ser algún contagio que haga perder la vida. Aquí esta el primer fundamento del miedo; miedo a morir o ser infectados.
El otro gran miedo, es la incertidumbre en lo económico, por el paro de la productividad, entonces, es muy obvio que el destino no sera igual para todos, porque la pobreza aumentara y esto causa ansiedad.
Las anteriores acciones, pensamientos y posturas resultan pesimistas. Miren, hay que acordarnos de los dichos populares que son filosofía comprimida. “No hay mal, que por bien no venga” Esto quiere decir, que vamos a aprender y sobrevivir a este capitulo difícil, porque nos tiene que dejan algunas enseñanzas.
El mexicano, tiene la fortuna de burlarse de todo lo que puede y hacer bromas hasta el cansancio, cosa que ayuda mucho a quienes están desconsolados, tristes y hasta de malas. Bueno, hace días, me reí hasta el cansancio con algunas puntadas que se les ocurre publicar en el Facebook, por ejemplo: uno decía, calma abogados, no se quejen de que no tienen trabajo, porque después de esta cuarentena, tendrán varios divorcios. Primero me reí, pero luego analice la realidad y efectivamente: muchos matrimonios estarán a prueba de resistencia; o sobreviven o hasta allí llegaron.
Cada que sacan al Dr. López Gatell en las caricaturas o en los comentarios de mujeres que dicen que además de guapo es inteligente y hasta hacen foto montajes junto al Dr. Gatell, pues resultan ser muy simpáticas.
Otros, se las ingenian y ya hacen piñatas y pasteles con el coronavirus, lo que significan que tienen la habilidad de trasformar la percepción del virus a algo comestible o para acabarlo a palo en las piñatas. Bueno, hemos visto hasta piñatas del Dr. Gatell.
El miedo, es un sentimiento muy profundo. Para algunos es como un paralizante que no les permite moverse con confianza en si mismos o con fe y para otros es un debilitante. En la búsqueda de la tranquilidad y terminar con el miedo, les dejare un pensamiento del líder del sindicato de solidaridad de Polonia, Lech Wałęsa quien dice que “LA FE PROFUNDA VENCE EL MIEDO” Ese pensamiento fue la clave cuando tomé la decisión de cambiar mi propia vida. Y me funciono. LA ESPERANZA NUNCA DEBE MORIR.