Por Ismael Leyva
«El valor no siempre ruge. A veces es una voz silenciosa al final del día que dice: ‘Mañana lo intentaré de nuevo’.» – Mary Anne Radmacher
El Festival por Matehuala es como una semilla de rápido crecimiento; si bien es muy joven, ya formó un tamaño considerable, y en los próximos años no podrá pasar desapercibido.
Lo que nutrió este evento es su esencia y espíritu; el fondo más que la forma, el mensaje poderoso que se leyó en todo momento claramente, aunque sea entre líneas: que Matehuala no es solo lo malo que se cuenta en las noticias, que somos mucho más que eso y formamos parte de un todo que no se permitirá doblegar ante las adversidades; que tenemos identidad, que nos interesa el deporte, la cultura y la cohesión social.
Matehuala vive varias realidades al mismo tiempo, que suceden de formas alternas, y este festival ya es ahora una de ellas que seguramente harán contrapeso a aquellas realidades que nos afectan como sociedad en todos los aspectos.
El mensaje fue fuerte y claro, la sociedad comenzó a organizarse y a contrarrestar con torneos, libros, eventos y lo que haga falta para mantener nuestra identidad como ciudadanos matehualenses, contra todo aquello que daña nuestro tejido social.
Debemos, como seres conscientes que somos, no dejar solas a esas voces que ya aparecieron, que son valientes y que nos deben de inspirar como ciudadanos a aportar, en menor o mayor medida, lo que desde nuestra trinchera podemos brindar.
La organización, la logística, el arbitraje, el manejo de medios, etcétera, son forma, perfectibles y mejorables año con año; lo importante es el fondo, ese que nos tocó una fibra sensible a quienes amamos a esta ciudad, felicidades por la iniciativa, no la suelten, nos representan.
Termino con la transcripción textual del mensaje del Ing. Guadalupe Martínez Ávila, presidente de Grupo por Matehuala al término del concierto en Catedral:
“Creo que juntos vamos juntando granitos de arena y entre todos podemos reconstruir esta nación. Nadie nos la va a regalar. Sentados en nuestras casas, cruzados de brazos, no vamos a recibir nada, no vamos a quejarnos, quien se quiera sumar. Esta es una iniciativa muy pequeña que quiere que se haga una bola de nieve. Necesitamos creernos eso, que somos más los buenos que los malos.
Pero si nos quedamos sentados en nuestras casas, otras personas se van a encargar de mal encausar a nuestros jóvenes y a nuestros niños. No tenemos excusa. No tenemos excusa. Yo pienso que no hay otra solución, más que todos los ciudadanos nos involucremos en reconstruir nuestra sociedad.
La historia nos reclama. La historia nos reclama. Hay de cada quien, hay de cada cual, algún día rendiremos cuentas, porque se nos han otorgado un millón de dones que tenemos muy, muy, muy guardados. Nos los dieron para dar y no para tenerlos atesorados. No valen. Hay un sinnúmero de cosas que podemos hacer con nuestra sociedad.
Y no nos hemos decidido, volvemos a ganar. Nosotros somos frutos, frutos de nuestras acciones, no nos queda de otra, es momento de sembrar y de sembrar para que algún día otros puedan cosechar, como nosotros también hemos cosechado, lo que muchas personas hicieron por nosotros y no lo vieron. Muchísimas gracias.”