Los Gatos Rojos del desastre a la gloria en el Festival del Desierto

Por José Ismael Leyva Nava

¿Que pensaría usted si yo le contara que en un evento de jazz del Festival del desierto, la gente puede subirse a cantar al escenario con la banda y que los hijos del publico puedan cantar con ellos también y usar sus micrófonos y  hacer los coros y que a pesar de la lluvia el evento seria un éxito total?

Tal vez pensaría que eso no es posible y que es irracional lo que le comento, y no lo culpo, solo que esta vez si fue así, le explico fino lector.

La banda de Jazz «Gatos Rojos», increíblemente adapta tanto un rock como un pop a la música de Jazz. Fue una propuesta muy interesante escuchar «She smell like a teen spirit» del grupo Nirvana trasformada en  Jazz, con una música de violín que se volvía la voz del mítico  Kur Cobain, como a la de Michel Jackson con la canción de Bad o Smooth Criminal  y sin dudarlo, en el cierre se escucha perfecta la voz de Gustavo Cerati escondida entre las cuerdas de ese violín al interpretar música ligera de Soda Stereo.

La lluvia es un invitado que nunca falta en el Festival del Desierto, y si bien, ahuyento a la gran mayoría de los asistentes, los que nos quedamos, esos que llevamos la música en nuestro ADN , decidimos quedarnos y pagar el precio de mojarnos, con tal de disfrutar esa peculiar banda de Jazz, genero que pocas veces llega a la ciudad. La lluvia llego implacable, pero al contrario de lo que se podría pensar ahí comenzó el verdadero show, improvisado y magnifico.

Los músicos comenzaron a invitar a subir al escenario a los asistentes, los del staff movieron las cosas necesarias para generar espacios vivos de personas entusiasmadas. La respuesta no tardo, en segundos, el escenario estaba lleno y pareciera que en ese momento no existía el artista- publico, mas bien pareciera que todos fueran amigos disfrutando de una fiesta privada , unos haciendo música, los demás haciendo los coros. Los niños se colocaron junto al baterista a cantar , ya que este, tenia el micrófono más abajo y eran el que alcanzaban, ellos sumaban artistas al concierto y ellos sin saberlo eran parte del la presentación.

Los Gatos Rojos  devolvieron con creces el pago a la gente por su lealtad y por aguantar la lluvia.

Sin duda una noche extraordinaria, donde los estigmas que se tienen de artistas alzados y publico delicado se los llevo ese día el agua. No siempre es malo para un evento que el cielo se caiga,  si trasforma ambientes como el que se vivió ayer.

La simbiosis de anoche fue una muestra clara del gusto por la vida, tanto del que hace música , como de quien la disfruta, aun en ambientes adversos. Así que sigamos viviendo el festival, que eventos como este se convierten en un bálsamo para enfrentar la triste realidad de la vida que los mexicanos vivimos en este ciudad y en este paìs.

Gatos Rojos; desde ayer tienen un nuevo fan.

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