El rincón del Mago
Andrés Manuel o el precio de la democracia
Abelardo Medellín Pérez.
Si las encuestas que se han publicado dicen la verdad, la realidad del proceso electoral desembocará en una victoria infranqueable del candidato de la coalición Juntos Haremos Historia. Si las previsiones son certeras y la justicia en México se convierte en un juego de “siento que me quitaron; ahora me dan”, el próximo jefe del ejecutivo será, sin duda, el máximo exponente del Movimiento de Regeneración Nacional. Así es, si la política mexicana se transforma en un cuento de cenicientas tabasqueñas, el próximo presidente sería Andrés Manuel López Obrador.
De ser todo lo anterior, no solo una especulación, sino una aseveración concreta, todos los morenistas y anti-prian van a estar muy felices. ¿Qué no escuchamos casi sus gritos de júbilo y sus llantos profundos de emoción al ver por fin a AMLO tomar protesta y que ella no sea en una plaza pública de manera teatral, sino de una forma seria y legal?, ¿no podemos leer sus comentarios de malos ganadores en todas las redes, alabando cual vaca sagrada del panteón político a su, tarde pero seguro, presidente legítimo?, no es difícil de imaginar, lo difícil sería tolerarlo.
Sin embargo, no se ve por ningún lado aquello que hace falta para ver a un proyecto de nación o mandato, ser justo y efectivo. Efectivo en serio. Eso es la crítica, menester primero y último para observar si esto es para todos, o solo para el ego de algunos cuantos.
Comencemos por lo siguiente: complicado no será imaginar cuales son los principales riesgos de tener a Ricardo Anaya como presidente, es decir, lavado de dinero, partido muy ortodoxo y de una derecha algo deformada, cargado de un PAN ahora dividido por su candidatura arbitraria e impuesta. Tampoco es complicado ver a los independientes como chapulines poco crecidos cuya única experiencia real en la política, viene de sus sueños o que su único acercamiento conciso con el pueblo mexicano, fue por la necesidad de firmas. El PRI, pues… es el PRI, la dictadura perfecta de Vargas Llosa para Paz, el gobierno eterno para nuestro siglo XX, el recuerdo nefasto de nuestro depauperado Veracruz, no hay que decir cuales serían las consecuencias de tener al PRI de nuevo, pues cuesta más contarlas que imaginarlas y tener pesadillas en consecuencia.
Lamentablemente no todos tienen la suerte de ver sus fallas y encerrar a exgobernadores, o sentir el golpe duro del uso facciosos de instituciones e ir a comparecer a pesar de esto frente a las autoridades. Hay otros que dicen ser buenos por el simple hecho de creerse mártires de la democracia nacional. Por ello, hoy nos damos cita en el rincón para hablar de las consecuencias nefastas del “buen” Andrés Manuel detrás de su candidatura y que al parecer pocos han notado, ya que es fácil cegarse por las promesas de una demencia sedienta de poder, y un solitario billete de doscientos doblado en la cartera.
La corrupción que el pueblo no ve:
Al preguntar qué es la corrupción, muchos dirán que tiene que ver con la “mordida” frente a la infracción policiaca, el robo del dinero del erario público, el PRI, entre otras muchas cosas que nos hacen pensar en ese segundo lugar a nivel mundial que tenemos como uno de los países con mayor grado de corrupción.
y como todos estamos acostumbrados a que ese acto delictivo tan bajo, tenga que ver con dinero, se nos olvida que tenemos razón en una cosa: “todos los políticos son corruptos”, pero en serio todos.
No solo robar tiene que ver con la corrupción, ver a un hombre, líder de su partido que injuria e injuria sin cesar a las demás coaliciones, y al mismo tiempo perdona e incluye en su partido a cuanto antiguo priista o panista se le acerque, también es un acto de corrupción.
Por favor, gente, su perfil de señor mesiánico no le da facultades divinas, si un funcionario es priìsta y decide cambiarse a morena, no se convierte de inmediato en un buen político como lo pueden llegar a pensar de AMLO, y sin concuerdan conmigo, entonces les tengo una buena nueva mucho mejor: Andrés Manuel también fue del PRI.
Se juntó con lobos y aullar aprendió, porque, para los ojos de cualquier persona medianamente consiente, el hecho de unir a tus filas a corruptos y perdonarlos solo porque te dan la razón, es una muestra de la corrupción que uno no puede separar del hueso tricolor que inició mordiendo.
AMLO contra el dinero:
Aplaudamos un poco, es decir, hay panismo y priismo con empresas y cuentas fantasmas, claro. Mas tener un candidato con una historial fiscal fantasma, vaya, de reconocer. Quizá es este desapego al dinero lo que empujo a nuestro “presidente legítimo” a lanzar amenazas contra los banqueros cuando aún no era presidente, o lo que lo hace creer que los tratados internacionales son caprichos de los tecnócratas y no necesidades bilaterales entre dos sistemas económicos que buscan apoyo mutuo.
De cierto no lo sabemos, lo que sí podemos decir es que AMLO no es de los que dicen: “mejor tarde que nunca” el prefiere el “ya no llegué”. Lo comprendemos, todos tuvimos alguna vez un compromiso muy temprano, y simplemente no llegamos. Claro, dudo que la mayoría de nosotros fuera a tratar cuestiones de carácter diplomático mundial, pero mire: tampoco se preocupe tanto, al final del día, ni usted ni casi ninguno de sus colaboradores tiene la credibilidad financiera básica como para pedir préstamos a bancos mundiales o apoyo de otros Estados-país.
Así que, como su experiencia en temas político económicos, siga dormido señor AMLO, siga pensando que el petróleo nacional sacará de pobre al país (justo como pasó en Venezuela, ¿no?), de todas formas, seguro sus votantes vivirán bien sin las ventajas de la apertura al mercado internacional.
AMLODIPINO a la prensa y a la fuerza:
Como prensa, estamos acostumbrados a perfiles de políticos que, parecen ser todos sonrisas y por debajo de la meza nos pasan la cuenta ofreciéndonos uno de los países más peligrosos para ejercer la profesión del periodismo.
¿Nos sentiremos más seguros con un presidente como López Obrador?, seguramente… no.
Un hombre que habla de Fidel Castro, el “dictador” cubano, diciendo: “durante décadas mantuvo libre, independiente y soberano al pueblo”, no es seguro que sea el mejor exponente de una posible tolerancia a la libertad de expresión como tal. Es decir: si el modelo de AMLO es Cuba, sin agraviar al pueblo cubano, no podemos esperar que tenga planes de respetar la crítica que se necesita para regular la democracia.
Además, no olvidemos que hablamos de un hombre cuya lógica es: “estás conmigo o en mi contra, y si estás en mi contra estás en un error; eres el malo y yo El AMLO”. Por tanto, se vuelve sencillo divagar e imaginar la nefasta situación donde un periodista pueda descubrir un escándalo de corrupción dentro de su administración, y AMLO, con el “poco autoritarismo” (sarcasmo) por el cual es reconocido, ya no mande “callar” al periodista, sino que termine por tacharlo de mafioso, descalificando y callando al medio como tal, y de eso no se trata. No todos podemos vivir de promeses de cambio y dosis de “amlodipino”.
La suma de todas las críticas:
Antes de concluir con este ejercicio del rincón pasemos a lo realmente preocupante: aquello que es muy probable. Tú, lector, lo puedes intentar en tu casa preguntándole al morenista más cercano.
Imaginemos hacia el futuro y veamos un país con un año del gobierno de López Obrador, la economía “mejoró”, la política ya no se “presiente” tan deleznable, la inseguridad ha “disminuido” y las personas “viven bien”. Entonces pasan los años y, a dos años de las siguientes elecciones, ¡sorpresa!, AMLO sale a dar un comunicado donde expresa lo siguiente:
“Compatriotas, hemos trabajado duro para mejorar nuestro país, pero aun falta mucho por hacer, y creo fervientemente que puedo seguir gobernando tan bien como lo he hecho hasta ahora, solo me falta tener su apoyo y un poco más de tiempo, quizá… otro sexenio”.
“Vamos, eso es ridículo, nadie con dos dedos de frente, creería que eso pueda pasar o lo apoyaría”, bien, lector, has el intento, pregunta a un partidario de López obrador si no lo apoyaría, si no volvería a votar por él. Si no le daría otro sexenio, aunque esto viole la constitución y el intento de democracia que, sin conseguir, hemos buscado instaurar.
Esta sería la suma de todos los errores y lo que es peor, de todos los colmos. Entre los problemas que propiciarían el problema de un gobierno de MORENA, están sus votantes. Ellos serían los que apoyarían la moción de cambiar la constitución para la reelección, de apoyar a AMLO si el buscase cerrar este u otro medio por no corresponder con sus “ideales”, ese grupo de votantes eufóricos y poco críticos que buscan un salvador y no un político adecuado. En fin, eso es lo que han consumido sin saberlo, un puño de promesas erradas, tal como lo haría un votante del PRI o del PAN. Solo que creyendo que el cambio, esta vez, si se logrará.
A estos votantes habría que explicar lo que ya dijo bien un político colombiano: “la reversa también es un cambio”, y, de hecho, ya hemos tenido modelos como el que propone AMLO en el pasado. Simplemente busquen en los libros de historia el modelo socialista del Gral. Lázaro Cárdenas, con una pequeña diferencia, en la mente de López Obrador, lo único expropiable sería un avión.
Habrá que pensar concienzudamente si necesitamos un político tan poco dinámico y muy criticón como lo promete el perfil de Andrés Manuel. Pensemos: cancelar proyectos de nación como el aeropuerto y aplicar posturas de economía internacional tan pobres como las suyas, sería evitar el crecimiento y buscar poner barreras. Y para bocones sin sensibilidad internacional que quieran poner muros, ya nos ha de bastar el vecino del norte.
Ahora los partidos ya se pusieron marcha junto con sus coaliciones. No, tampoco ninguna es perfecta, simplemente en esta semana el Partido Encuentro Social se separo de MORENA en Baja California y en Hidalgo se separó el Partido del Trabajo. Sin embargo, no debemos perder el foco en que está elección es de ideales y propuestas, ya no de partidos. México va a necesitar que los ciudadanos dejen de votar por castigo o miedo y comiencen a prever el futuro. Va a tomar tiempo recuperarse de la devastación de gobierno del PRI, pero solo se podrá si dejamos de creer en cuentos mesiánicos de “políticos legítimos” y “tierras prometidas sin gorgojo”. Y si al final hacen caso omiso, si al final piensan que peor es nada y que su salvador lo sabe y puede todo, su país solo les pide una cosa, sean críticos, infórmense y no le vayan a tener miedo al: “se los dijimos, pero estaban muy ocupados ignorando”.