Por: Alejandro Contreras Ramírez
Las cifras, en relación al tema sobre la violencia, aumentan peligrosamente; en casos y en percepción. De esto se ha hablado en la familia, con los amigos, en el trabajo, en las redes. No ha quedado algún espacio libre en donde ya se haya hablado bastante sobre la violencia, y aun así, la realidad golpea con una situación vertiginosa para indicar que el esquema sobre el que se mueve la violencia es amplio y lo peor, la violencia está más cerca de donde la queremos ver.
La Séptima Encuesta Nacional sobre Inseguridad 2010 (ENSI-7), Arrojó los siguientes datos sobre nuestro estado de San Luis Potosí:
El porcentaje de percepción de seguridad pública en ese entonces, se ubicó de forma general en el estado de la siguiente manera, el 33.5 % de la población se sentía seguro, el 65.4% de la población se sentía inseguro y el 1.1 % de la población dijo no saber.
Entre los municipios de San Luis Potosí, las cifras se ubicaban así: el 43.1% de la población se sentía seguro en sus municipios, el 56.3% se sentía inseguro y el 0.6% respondió que no sabía.
Entre las ciudades de San Luis Potosí la percepción de la seguridad pública se manifiesta con cifras más graves, el 30.3% de la población se sentía segura, el 68.9% se sentía insegura y el 0.8% contestó que no sabía.
Imaginemos lo siguiente, nuestro estado, en 5 partes. 3 partes completas de nuestro territorio, están en descomposición. Otra parte comienza a sufrir el mismo efecto de descomposición y pareciera que otra parte de nuestra geografía mantiene aún algo de tranquilidad para los ciudadanos
Mantengamos esta imagen de nuestro estado con el gran problema de su consunción. Algo dentro y fuera de nuestra tierra genera la problemática que padece de descomposición, esta se percibe de forma general, pero cada sector, cada componente (niños, adolescentes, jóvenes, adultos, ancianos, hombres y mujeres) por sus propias características reacciona de manera muy específica, este efecto suele ser más notorio en grupos que dominen la dinámica social, que sean más participativos en las dinámicas más básicas de nuestra sociedad y otros, tienen poca visibilidad por el orden dinámico en el que son percibidos, por el lugar en el que los acomodo la historia, la cultura y las relaciones sociales del momento.
Esto quiere decir que los recursos que deben destinarse para combatir esta clase de problemáticas, deben atender las características de cada uno de los grupos de nuestra comunidad, pues las variables que ocasionan la descomposición no son las mismas para todos y en algunas otras ocasiones las características son muy similares entre sí.
En esta columna me propongo hablar del mapa que construye el sentimiento de inseguridad en nuestro estado de San Luis Potosí, principalmente por el camino de la violencia. Para Gabriel Kessler, (Sociología del delito) El sentimiento de inseguridad en las sociedades modernas tiene su origen en el “temor al delito” y cómo es representado en la época, originando ese esquema de temor.
Hagamos el siguiente ejercicio, en nuestro estado se percibe en la mayoría de la población un sentimiento de inseguridad, esto debido a que nuestra población teme al delito, por qué teme al delito, porque el delito es asociado a un acto que suele involucrara un alto grado de violencia, con un posible desenlace fatal.
Entonces, hemos encontrado que vivimos en un estado en donde la violencia está extendida y es expresada y evaluada en un sentimiento de inseguridad, por los delitos que ha experimentado históricamente nuestra sociedad, pero esos delitos han sido experimentados de manera específica por distintos actores de la sociedad y de esa misma forma han reaccionado ante esa violencia de manera distinta; esto me hace recordar lo siguiente, que puede leerse en la página del INEGI: los grupos que se sienten más inseguros en nuestro país, son las mujeres y los adultos mayores. Insisto, algunos grupos son más visibles que otros.
Por estas características, es necesario comprender las razones sociales de las violencias y construir así un marco de estudio en donde puedan ser identificadas sin preconcepciones ni prejuicios, al hacer esto se podrán desarrollar propuestas para combatirlas.
Procuro también, aunque la tarea sea difícil encontrar una propuesta, hallar una pieza de este rompecabezas de violencia, para comenzar a visualizar las dinámicas que pueden desarrollarse para combatirla, hacer camino, como solemos decir.
Trato de responderme desde el alcance más profundo que puedo ¿Para que el hombre es violento en la sociedad? Entiendo lo siguiente, su idea de vida y su supervivencia, existe porque le es posible ejercer la voluntad sobre otros por medio de la violencia, le da control en el caos social y tiene que existir en la sociedad; lo aterriza en una clase de existencia, le da identidad, lo hace visible y así funciona su mundo, o el esquema del mundo que él ha interpretado y que ha permeado en la mayoría de las relaciones sociales.
Pensadores como Alain Finkielkraut, entre otros tantos filósofos y sociólogos, hablan sobre la reducción del ser humano a un simple objeto, desde entenderse, hasta proyectarse. Me parece que esto es importante, pues entender al ser humano y su sentir, entender esta reducción de su pensamiento, de su lenguaje, de las actividades en las que participa en sociedad y como reduce todo el entorno de su participación, de su actividad, de su mundo.
¿Cómo combatir esta reducción del hombre, de su pensamiento, de su acción, de su espíritu?, aquí lanzo una moneda al aire, aquí bajo una posible pieza de un gran rompecabezas, aquí propongo una posible ruta para buscar soluciones, si el hombre se ha reducido debe enriquecerse con experiencias que activen en el sus emociones, que fomenten el uso de la imaginación y creen en él, conciencia de su entorno, de su espacio y la importancia que esto representa, el hombre al vivir distintas experiencias (de carácter propositivo), aumentará su lenguaje, sus interpretaciones del entorno serán más amplias, generara una conciencia social.
Para lograr esto, nuestra sociedad en todos sus espacios debe ser generador de experiencias, debe voltearse a ver de nuevo y ponerse a jugar entre ella, a reencontrarse en sus espacios, a trabajar en equipo, a divertirse, a cuidarse, desde los hogares hasta los espacios, se deben fomentar experiencias positivas en cada uno de los miembros de la familia, en los espacios públicos, se demanda una forma más renovada de activar los espacios, de generar actividades, de vivir experiencias particulares, pues la sociedad actual busca generar esa apropiación de los espacios, lucha incansablemente buscando experiencias, algunas peligrosas otras de ellas con un mayor grado de productividad, pero la búsqueda está ahí; lamentablemente se encuentra huérfana por la poca participación activa y con este grado de entendimiento por parte del estado y por parte de varios sectores de nuestra sociedad civil.
Si las experiencias actuales en las cuales estamos inmersos, como lo son la violencia, las desigualdades, la corrupción, continúan, se generará aún más, un ambiente desesperanzador, estas experiencias negativas serán convocantes para ser seres reducidos y primitivos que recurran a expresiones básicas y arcaicas como lo es la violencia, el egoísmo, el ventajismo y con ello darle continuidad a la decadencia de nuestro estado actual, que ya nos ahoga.
Pero al mismo tiempo considero que este estado actual que se vive expone de manera más visible los problemas, y gracias a ello resulta más claro entenderlos.
Existe toda una estructura de violencia y esto más allá de arrebatarnos el valor, es motivante, porque ahora podemos ir atacando sus piezas, desmontarlas y transformarlas, un tornillo a la vez, una tuerca a la vez, hasta alcanzar una sociedad que pueda entenderse en sinceridad, que logré superar esta época donde el hombre se ha reducido a un objeto y la violencia se ha apoderado de su espíritu, ahora existe un futuro entendible en donde el hombre luchara para recuperarse y la forma de vencer al conjunto de la violencia será a través de una solidaridad social, en todos sus componentes.
Concluyo con el siguiente pensamiento de San Agustín “Las palabras impresas son conceptos. Debes pasar por las experiencias”.