FOUR SEASONS
Por: Alejandro Contreras Ramírez
Somos náufragos en un mar de incertidumbres, somos una serpiente que se come así misma, somos un pueblo que no sabe que es pueblo.
La población ya fragmentada en gobierno y gobernados se mueven como el sol a la tierra, llega la PRIMAVERA, donde todo empieza, en donde entra el juego de la conquista electoral, los aspirantes al gobierno hacen contacto con la población, una población enferma por la corrupción, envilecida por los vicios de la ignorancia y empobrecida por los actos mezquinos de unos cuantos, solo busca una pastilla que le quite el dolor momentáneo, porque le tiene un miedo inmenso a remover en una operación. el tumor que le aqueja, un cúmulo de carencias sociales en todos los aspectos.
EN VERANO la población se decide y toma la pastilla electoral, unas despensas, unas promesas, unos puestillos de gobierno, esperanzas huecas llenan su corazón y un deseo latente de tener poder por una vez, de ser algo y a ver si encuentra la identidad perdida; pero para que no falle, los políticos embriagan a la población para desprenderla de si con fiestas, con mentiras, con ideas cargadas de veneno, con eventos, con una representación de seres “culto”, ungidos con el don de la sabiduría, como seres de una eterna nobleza o ahora como está de moda, siendo unos patanes y unos sin vergüenzas, al fin que a estas alturas la población ya esta ebria y no distingue ni mide de forma lúcida sus actos y mucho menos sus pensamientos.
EL OTOÑO nace de las hojas de los árboles, que caen en la cara de toda la comunidad que se quedó dormida en la fiesta, los síntomas después de una borrachera son claros, no sabe dónde está, no sabe dónde quedó su dignidad , no sabe que pasó ni que va a pasar y la euforia de la fiesta comienza a pasar y al mismo tiempo los efectos de la pastilla y esto le comienza a preocupar, la sociedad se comienza a incorporar y tambaleante comienza a buscar a sus amigos de fiesta, para ver si traen más medicamento, con angustia alcanza a llegar, lo ve, ve a sus políticos y se acerca a ellos como quien se acerca a amigos.
Pero, sus amigos políticos se ven retraídos, se ven aletargados, ¿así eran?, se pregunta la sociedad, el día de la fiesta en verano, se veían bien, ¿sería el maquillaje de todos los medios?, ¿se habrá enfermado con tantas mentiras y giras? O ¿yo estaría demasiado ebrio que no me percaté de lo que estaba pasando? Da igual, le voy a pedir unas pastillas.
-Buenos días mi señor presidente, senador, diputado, etc. (el servilismo por delante) ese día estuvo muy buena la fiesta ¿no?, este… quería ver si de casualidad traerá una pastillita por ahí, que me pueda regalar.
El político suelta un quejido, se confirma con ello que si está enfermo (la población no sabía que ya lleva años así) mira al pueblo y le dice:
-No hay recursos, ven mañana (… ese mañana se postergará hasta el invierno donde todo acaba…)
El pueblo se va decepcionado, el frío de la realidad recorre su cuerpo, se comienza a sentir el frío del invierno y ya no hay consuelo, ni fiestas del amigo gobernante. Nuestro pueblo entra en crisis y en una depresión social que se manifiesta en varios extremos alegrías enormes para olvidar la situación, encausada en fiestas y eventos, odios en marchas y reclamos, tristezas que orillan a la población al suicidio que lo desprende de toda vida política y por último, la cordura e inteligencia que se convierte en el contrapeso del accionar gubernamental.
Sí, todo esto le pasa al cuerpo de nuestra sociedad.
Ha entrado fuerte el IN(F-V)IERNO el pueblo no tiene amigos afuera, se fue el vecino tranquilo y llegaron otros que por alguna u otra razón no nos quieren, el pueblo se puede voltearse a ver a sí mismo, entrará en una etapa de hibernación, entrara en un sueño, ese sueño muestra en sus inicios que su “amigo”, el gobierno actual no lo mueve y ha adquirido un odio a la institución y a la figura, el pueblo se da cuenta que nunca fue su amigo.
Y el pueblo reflexiona, tiene tres opciones, tomarse las mismas pastillas que le siguen trayendo, un jarabe de izquierda que nunca se ha tomado, que representa a una fracción de la población traicionada y que quiere un cambio, o prepararnos, informarnos, estudiar, formarnos como profesionistas, convertirnos en médicos sociales, para nosotros poder extraer nuestros tumores que nos están matando y que fueron creados y fomentados por nosotros mismos. Amigo lector ¿Qué va hacer con su salud social? el tiempo se acaba.
Citando al gran cronista de México, Carlos Monsiváis “Yo vivo a fondo leyendo poesía, escuchando música, analizando procesos de una realidad extraordinaria”. Soy Alejandro Contreras Ramírez, soy Lic. en Bioquímica y también soy un observador incansable de la sociedad y sus características, lo cual, me convierte en un intérprete y admirador de ella.