El Cenit
Por: Raúl Axel Mayorga M.
Querido lector o lectora, antes comenzar quiero citar los siguientes preceptos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos:
“Artículo 6º. La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, la vida privada o los derechos de terceros, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley (…)
Artículo 7º. Es inviolable la libertad de difundir opiniones, información e ideas, a través de cualquier medio (…)
Ninguna ley ni autoridad puede establecer la previa censura, ni coartar la libertad de difusión, que no tiene más límites que los previstos en el primer párrafo del artículo 6º de esta Constitución.”
Dicho lo anterior, entremos de lleno a un análisis sobre hechos que a nivel local y estatal nos han dejado estupefactos a casi todos los potosinos.
De huevos y licencias
El viernes pasado, en la tribuna del Congreso Estatal, el diputado local por el 1er Distrito, Alejandro “Jano” Segovia, nos dejó con la boca abierta al decirle al gobernador algo que muchos potosinos vienen pensando desde hace tiempo: que no tiene el valor para hacer cambios en su gabinete. Claro que usando otras palabras que rompen la barrera de la corrección política: le dijo que “no tiene huevos”.
Ante tal atrevimiento, al día siguiente el Congreso informó que Jano había solicitado licencia al cargo y una disculpa al titular del Ejecutivo de la entidad. ¿Por qué? Porque el mandatario se ofendió in extremis e intentó burlar la separación de poderes del régimen republicano a través de su partido, utilizando a la dirigencia estatal del PRI para pedirle al legislador se separase del cargo ante tal insubordinación, inédita pero que se venía venir: no son sólo los diputados de oposición ya los únicos que se quejan del tortuguismo e ineficacia de los altos funcionarios del gobierno carrerista.
Es triste que el “Nuevo PRI” se exhiba y exhiba al gobernador como lo que son: remanentes del régimen autoritario del siglo XX que nos heredó la horripilante situación actual a lo largo y ancho del país. La característica disciplina partidaria que el tricolor acostumbra ante los disidentes del mismo instituto demuestra su poca vocación democrática al no aceptar en su seno opiniones distintas.
De volantes y amenazas
Continuando con el terremoto político con epicentro en la capital del estado, este martes aparecieron en Matehuala panfletos en los que una ciudadanía sin rostro dio el espaldarazo al doctor Carreras sobre los dichos del diputado Segovia.
Dicho volante me lo hicieron llegar fuentes del propio PRI local a condición del anonimato pues me aseguraron, un influyente personaje del municipio estaba detrás de estos; no podía esperar que por compartir mi punto de vista y el señalamiento de quién fue el responsable en mis redes sociales (pues creí y creo que es algo de interés público para los matehualenses) recibiría ya muy noche una velada amenaza contra mi libertad de expresión. Para no darle protagonismo innecesario a ese funcionario, sólo verteré las siguientes preguntas que creo el lector tiene la suficiente inteligencia para responder por sí mismo: ¿A quién, políticamente, beneficiarían dichos volantes? ¿A quién le preocupa tener buena relación con el gobernador, para que no afecte a Matehuala?
Como comentario final sobre este asunto, el Revolucionario Institucional es un partido que aparenta unidad, pero que tiene marcados antagonismos entre los grupos que lo conforman; personalmente no me interesa en ningún partido, pues rehúyo la subordinación característica de los miembros de estos institutos políticos, más decidí publicar un exhorto a Alejandro Segovia porque, bien o mal, es nuestro representante y espero se quede en el puesto porque así demostraría que el Congreso Local es autónomo y no complaciente con todos los caprichos y deseos del gobernador. Sobre la amenaza, no me preocupa en demasía, mi abogado me ha tranquilizado al respecto; sinceramente creo que son patadas de ahoga de alguien cuya carrera política ya va en declive…
De corruptos nacionales y trasnacionales, y elecciones
Increíble es que a seis semanas de las elecciones locales en varios estados de la República hayan sido detenidos Tomás Yarrington y Javier Duarte; el gobierno federal pretendió en el caso del tamaulipeco, saludar con sombrero ajeno cuando ahora se sabe que su captura en Italia fue debido a la acción de las autoridades judiciales estadunidenses. El caso de JaviDú es aún más sospechoso, pues prófugo como estaba y con el negro panorama que dejó en el bello estado de Veracruz, donde su partido se perfila a perder ahora también la mayoría de las alcaldías, casualmente la inteligencia mexicana dio con él en Guatemala. A mi parecer este fue más un golpe mediático, concertado, para legitimar al gobierno de Peña Nieto, ahora que también corre el peligro de vivir una alternancia en la gubernatura del Estado de México. Ese sería el acabose, el último clavo en el ataúd del “gran partido de México”, y nada bueno traería que Alfredo del Mazo fuera el primer candidato priísta en perder ahí. Ello abriría la puerta a otra alternancia: un partido distinto en la Presidencia de la República.
Del sistema de partidos y la ceguera ideológica
Sin embargo, que a la Silla del Águila llegase eventualmente y tras tres intentos Andrés Manuel López Obrador no me hace cambiar de parecer porque aunque sus seguidores se aferran a su “honestidad valiente”, lo cierto es que Morena forma parte del mismo entramado que critica: este partido y su fundador sólo se embonan en el sistema político mexicano y perpetúan la idea de que la clase política, a como dé lugar, desea mantenerse en el poder para la consecución de sus propios fines, lo demás ya es puro cuento.
Hace ya más de un año que renuncié a la militancia de Morena porque siento que no me representa y que la ceguera ideológica que impone a sus integrantes es asfixiante. En aquellos que ven en AMLO al mesías que México necesita les digo que sinceramente espero que gane, pero para que se den cuenta que sea el PRI, el PAN, el PRD, Morena o cualquier otro partido satélite a estos el que gobierne, sólo será más de lo mismo. La revolución que requiere el sistema político mexicano no vendrá de los partidos y la clase dirigente, esta saldrá de ciudadanos empoderados como el diputado independiente Pedro Kumamoto y otros activistas que día a día exhiben a los políticos como la clase privilegiada que vive a expensas del Estado.
Por ahora sería todo, espero sus comentarios. ¡Hasta la próxima!