9 julio, 2018

EL CENIT

Por: Raúl Axel Mayorga Molina

 

Días extraños

Los últimos días han sido muy extraños. Yo no me imaginaba este escenario. Le diré por qué.

Como otros 30 millones de mexicanos y mexicanas, voté por López Obrador. Como ellos, las promesas de erradicar la corrupción y el viraje que ha prometido en la gestión gubernamental me hicieron darle mi voto.

Pero el voto no es una carta en blanco. Es una exigencia.

Yo quiero exigirle al próximo titular del Ejecutivo Federal que cumpla con lo que ha prometido.

Quiero ver austeridad, reorientación del gasto público, justicia, cambio social y el fin de la impunidad.

Sé que una sola persona NO puede hacerlo sola. Sé que AMLO no es la panacea y no es él únicamente la solución a los problemas de nuestro país, pero su gestión puede ser el inicio de un circulo virtuoso. Pero siempre y cuando haga lo que ha prometido y lo haga bien, no concentrándolo todo en sí mismo, sino permitiendo y fomentando el que la sociedad civil se involucre en la reconstrucción del tejido social y las instituciones del Estado.

Ahora, vuelvo a lo que dije al principio: son días muy extraños. Pensé que habría un conflicto poselectoral. Me alegro mucho de haberme equivocado.

Durante la jornada electoral fungí como observador electoral acreditado ante el INE y acudí, en tal calidad, a diversas secciones electorales de Matehuala y otros municipios aledaños. Por ejemplo, fui a comunidades rurales del municipio de Villa de Guadalupe pues algo en mí dijo, fuerte y claro: “los ejidos y rancherías son las que requieren mayor observación”.

Atestigüé alta participación ciudadana en los comicios, poquísimos incidentes y no vi compra del voto. Al menos, cuando fui los mapaches ya se habían ido. Y, como quiera, los ciudadanos votaron sin que al parecer ello hubiera influenciado gran cosa su toma de decisiones.

Me siento orgulloso de lo que vi. Por primera vez en mucho tiempo recuperé la confianza en el sistema democrático y en las instituciones electorales. Ya estoy ansioso por ver lo que vendrá a continuación, en la transición de los diversos gobiernos locales y, desde luego, el federal.

 

Lo que viene para Matehuala

Desde hace tiempo sabía que el electorado iba a convertir a Jano Segovia en el próximo presidente municipal de Matehuala. Lo digo (y lo reconozco) con un poco de tristeza, porque sé que las mejores propuestas no las tenía él, sino otra candidata, pero las mayorías han hablado y el otrora empresario será el alcalde matehualense.

La votación fue tan copiosa que casi duplicó la que obtuvo su más cercano contendiente, Iván Estrada, que obtuvo poco más del 20% de la votación válida emitida. Le siguieron Nico Rueda, Lucía Molina, “El Yinn” de León y Erika Sánchez.

Creo que el mayor perdedor de esta contienda fue el ingeniero Estrada, porque pese a la inversión que hizo en su carrera hacia el Palacio Municipal, no logró conectar con el electorado. Y, de hecho, fue el mismo caso para los abanderados del PRI, Morena, Conciencia Popular y el independiente. No tuvieron el carisma ni la fama (buena o mala, pero fama al fin) de Alejandro Segovia; más no perdamos de vista que la fama ni el carisma hacen buenos gobiernos. Jano tendrá que demostrar que no es sólo un populista, sino que es una buena opción para Matehuala y que la ciudadanía no se equivocó al elegirlo.

Personalmente, espero que el presidente municipal electo no resulte ser un fiasco como vaticinan sus oponentes, sino todo lo contrario. Por el bien de este municipio. Y, sobre este tema, ya para rematar, me preocupan mucho, como ya lo mencioné antes en otra columna, las relaciones que pueda guardar Segovia con el mandatario estatal y con los funcionarios del Gobierno federal. Recordemos que Jano tiene al gobernador Carreras jurado como enemigo político y que un gobierno morenista quizás no sea tan afable con uno emanado del Partido Verde Ecologista.

 

Ciclos

¿A quién no le asusta cerrar un ciclo e iniciar uno nuevo? Creo que poca gente diría que no tiene miedo. Yo le temo a algunos cambios personales, pero he entendido que como dice el viejo dicho “el que no arriesga no gana”. Pasaron muchos años para que entendiera eso.

Hoy me encuentro a las puertas de un cambio importante. Me retiro por un tiempo, a partir del mes entrante, de mi actual lugar de trabajo. Para mí, esa escuela significa mucho, pero debo poner en pausa mi estancia ahí para arreglar asuntos académicos apremiantes.

A mi edad y mi parecer, no tener concluida cuando menos la licenciatura significa cerrar muchas puertas y oportunidades venideras. Es por eso.

Por lo pronto, tengo unas cuantas semanas para reorganizarme y plantear cómo haré ciertas cosas desde cero. Ya lo dijo el famoso físico alemán Albert Einstein: “el medio de la dificultad yace la oportunidad”. Confío en que así sea.

 

Raúl Axel Mayorga Molina (San Luis Potosí, S.L.P., 1990) es estudiante de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México en la modalidad a distancia.

 

 

Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición oficial de este medio.

Últimas notas