5 febrero, 2017

Por: Axel Mayorga

Este domingo la Constitución Política de nuestro país cumplió 100 años y para muchos mexicanos pasó desapercibido este hecho, pues están ocupados en sobrevivir tantos retos que la realidad nacional nos impone: la violencia, la corrupción, los malos gobiernos, la incertidumbre económica y la zozobra sobre el futuro de México ante un complicado escenario internacional. Nuestro país va sin rumbo, su clase política hace llamados a la unidad como si fuese tan fácil olvidar los gasolinazos, la tibieza del presidente Peña Nieto ante los embates Donald Trump, la fuga de Javier Duarte, la ley golpista que está más cerca de ser aprobada en el Congreso de la Unión y un largo etcétera.

Me parece que las elites llaman a la unidad nacional para sentirse seguras de su posición y mantener el estatus quo que impera desde hace décadas y que mantiene a nuestro país en el permanente subdesarrollo. No me sorprende, por tanto, que políticos de izquierda, como Andrés Manuel López Obrados, como de derechas como Ricardo Anaya se unan al coro de voces que piden respaldar al Presidente de la República. ¡Pues claro, todos ellos aspiran a la grande y hay que medio limpiar la banda presidencial! Es decir, nadie quiere recibir de Peña la negra herencia de un país hecho pedazos y una investidura despojada de toda la pompa que antaño tuvo. Y es que el mexiquense ha desacreditado el papel del Jefe del Estado mexicano de tal forma que nadie lo respeta, ni aquí ni en el concierto de las naciones. Para bien o para mal, esto ha terminado por minar el sistema presidencial y es momento que veamos hacia otros modelos de organización donde no sea una sola persona la que cargue con toda la responsabilidad. Empero, he ahí el problema, ese que hemos repetido a lo largo de nuestra historia: nos gustan los personajes fuertes, los caudillos, la unilateralidad, el liderazgo fuerte, el autoritarismo. De ahí que dependamos tanto del Presidente… No, ya no más por favor. Más poder al pueblo y menos a la clase política, empezando con el mero mero.

En fin, volviendo al tema que inicié y que he tocado en otras columnas: la Constitución cumple 100 años, la han modificado 699 veces y desde su promulgación sentó las bases del país que tenemos hoy; sin embargo, no creo que el rumbo que México tomó desde 1917 a la fecha haya sido el que los Constituyentes anhelaron. Este se desvió por el hambre de poder y la codicia de unos pocos. La historia los juzgó, juzga y juzgará siempre, a nivel nacional y a nivel local.

Me pregunto ahora cómo será estudiado este periodo en el futuro, cómo verán los mexicanos del mañana “estas ruinas que ves”(Ibargüengoitiadixit) éste presente nuestro tan lleno de malos augurios. Y no sólo me ciño a Enrique Peña Nieto: ¿cómo pensaremos en Juan Manuel Carreras, en Pepe Nava? ¿Han sido buenos gobernantes, buenos depositarios de la voluntad popular, buenos empleados públicos? Me dicen algunas fuentes que eso les cala mucho, al menos en el Ayuntamiento municipal, que se les ponga en su lugar y que se les llame así: S-E-R-V-I-D-O-R-E-S P-Ú-B-L-I-C-O-S. Como buenos políticos, se creen ungidos. ¡Qué pena, de veras!

Por cierto, hace unos días escuché algo en el programa radiofónico de Omar de León cuando entrevistaba, en una de tantísimas veces, al alcalde Nava: decía este último que quienes los critican (desde algunos medios de comunicación) “no son periodistas” (cito textualmente). Que yo sepa no hay medio donde se le toque siquiera con el pétalo de una nota, todo es miel sobre hojuelas dadas las grandísimas erogaciones de la Presidencia Municipal al rubro de comunicación “social”. Bueno, excepto este.

Al señor alcalde no se le complace fácilmente y no la tiene fácil, la verdad: hay mucho que aparentar y tan poco recurso. Y peor aún, mucha competencia pues dicen que, ya que el gobernador no lo quiere como candidato a senador, se conforma con una diputación federal más no es el único. El bueno de Jano Segovia también le tira a la misma para suceder a la anodina Ruth Tiscareño.

Ahora bien, para la sucesión del despacho que todavía ocupa el Pepe Nava en Celso N. Ramos hay quien señala que el tapado es el master Paul Renato Martínez Reyna, director de Fomento Económico del Ayuntamiento. Es tal el impulso que trae esta joven cara del priismo matehualense que hay tricolores que están dispuestos a desafiar la así llamada “disciplina partidista” y ya hablan de lanzar una candidatura dizque independiente para sortear que la dirigencia del partido no les dé chance en 2018. Pero bueno, eso será tema para otra columna porque en los otros partidos tampoco cantan mal las rancheras… faltan 17 meses para los comicios y ya se está calentando el ruedo.

 

¡Hasta la próxima!

Últimas notas