Por José Ismael Leyva Nava
Hoy nos levantamos los potosinos con la noticia de la construcción de dos monstros de varias cabezas que enfrentarán entre sí para contender por la gubernatura del tan dañado San Luis Potosí.
Si bien son creaciones inéditas, tal pareciera que los monstros creados ayer por la noche en las oficinas del CEEPAC son dos entes anquilosados, de manufactura vieja, sin mucho que innovar y sobre todo sin capacidad de emocionar al votante que decidirá cual de ellos va a ganar.
Anoche en medio de un ambiente casi de trifulca se presentaron primero dos coaliciones luego una tercera que contradecía a la primera de las propuestas.
La primer propuesta es la conformación de un bloque formado por PVEM, MORENA, PNA Y PT que se presento desde las 9 de la noche, posteriormente se creo el otro ente, conformado por PAN, PRI, PRD Y el partido estatal Conciencia Popular, poco después un grupo de simpatizantes de Morena irrumpió hasta la oficina de la titular del CEEPAC Laura Fonseca, a tratar de impedir el registro de una colisión que horas antes se había dado, estos últimos añadieron un nuevo registro solo de MORENA Y PT, registro que tuvieron que leer integro ante los simpatizantes de Morena que buscaban impedir la alianza con el Verde. Y así amanecimos con esas dos creaturas que acortan las opciones para los votantes en la próxima elección.
Aquí el problema surge cuando los números deciden las coaliciones, esos mismos que tienen en su poder los partidos políticos y que son el resultado de encuestas y estadísticas pagadas con nuestros impuestos y que les brinda la información necesaria para tomar decisiones, no basadas en ideologías ni en congruencia sino en probabilidades. Esos mismos números crearon esos dos entes que solo a través de la unión con otros partidos podrían equiparar su fuerza para enfrentarse entre sí.
Y nuevamente la ciudadanía nos levantamos con cara de no entenderlos, y si bien no es algo nuevo, hoy son amigos aquellos que se injuriaban años atrás, hoy son aliados aquellas partes en los que eran oponentes por defender tal o cual ideología, ahora la izquierda y derecha juntas, amigos los que eran enemigos implacables años antes.
Y lo anterior solo se explica con el deseo de llegar al poder solo por el poder, siendo éste el único denominador común entre los partidos y los primeros inconformes que surgen se dan en sus propias bases, esos llamados de hueso colorado, esos que estuvieron y están en las crisis de su partido, esos que lo vieron nacer y esos que señalaron al de enfrente, al del otro color y segundo, los ciudadanos que nos sentimos huérfanos políticos a la hora de emitir el voto con las opciones tan reducidas, sin ideología, anquilosadas y tristes que nos aparecen en la boleta año tras año, y la noticia con la que amanecimos, nos lleva cada vez más al escenario de la película de Luis Estrada: La dictadura perfecta, donde al final va por la presidencia Carmelo Vargas abanderado por una coalición única de todos los partidos a la presidencia de la república, ya no es ficción Estrada atinadamente lo predijo.