El PRI y la visita de José Antonio Meade
11 enero, 2018

El PRI y la visita de José Antonio Meade

Por María Elena Yrízar Arias

En el diagnóstico del ex presidente del Comité Directivo Estatal del PRI en el estado, Ángel Castillo Torres, sobre la situación que vive su partido el PRI y que fue publicado en código San Luis asegura que en estos momentos las circunstancias del tricolor le son adversas, ya que no cuenta con una preferencia dominante de los electores, porque el poder lo ha desgastado y los errores cometidos son una pesada carga que desgasta su legitimidad por los actos de corrupción e impunidad, un entorno económico que empieza a golpear los bolsillos de los ciudadanos y una violencia incontrolada trabajan en su contra. El partido gobernante tendrá que aplicarse a fondo para evitar un desastre. No le será fácil, pero de ello depende que pueda ganar la elección local y nacional.

Asegura Castillo Torres que el PRI padece debilidades que lo quebrantan, pues es una marca desprestigiada, con un presidente de la república mal calificado, ex gobernadores encarcelados por presuntos actos de corrupción y en los estados, gobernadores, diputados y alcaldes cuestionados por sus malos resultados. Por estos extravíos es atacado por ciudadanos y partidos rivales. Hay mucha irritación y rechazo hacia él. En San Luis Potosí el PRI no es hegemónico. Comparte amplias franjas de poder con otros partidos. El PRD domina en los dos municipios más importantes, San Luis capital y Soledad de Graciano Sánchez. En ellos existe un listado nominal que rebasa el 40% del total de los votantes. Durante los dos últimos años el partido del Sol Azteca se ha consolidado y expandido más allá de la zona metropolitana penetrando con éxito en la Huasteca, Altiplano y zona Media.

Con la precisión que antecede y ante el compromiso que ha asumido el PRI en la entidad, por conducto de su presidente Martín Juárez, en el sentido de que sumarán en las próximas elecciones 650 mil votos prometidos al candidato José Antonio Meade, lo que nos da lugar a pensar que si con los candidatos desprestigiados como Óscar Bautista y José Luis Romero Calzada, aspirantes a diputados federales por los distritos de Rioverde y Matehuala, por ejemplo, podrían ganar votos para Meade. En el caso de Bautista, la iniciativa privada de San Luis Potosí, pide que aclare su situación jurídica en el caso de la ecuación corrupta y otra petición es que los partidos políticos no propongan a personas de dudosa reputación. O mejor dicho, que no deben proponer personas que sobre su reputación ni duda cabe de que son corruptos.

En las elecciones pasadas para gobernador del estado, Juan Manuel Carreras del PRI ganó con 380,128 votos que obtuvo con mucho trabajo, entonces ¿cómo podría el PRI ofrecerle a Meade que ganarán en el estado la elección presidencial de julio con 650 mil votos? Eso no lo podrán hacer, ni yendo a bailar a Chalma. Porque si hacen un verdadero análisis de la última elección, mucho ayudó el candidato del PRD, Fernando Pérez Calolo a quitarle votos a los panistas, situación que benefició al PRI, y tampoco deben olvidarse de que en la campaña política de Ricardo Gallardo Juárez para presidente municipal de San Luis Potosí, pedían votos a favor de Juan Manuel Carreras para gobernador por el PRI, con el argumento de que “sería mejor gobernador y lo apoyaría a Gallardo para hacerle llegar a los pobres las ayudas necesarias para progresar en las colonias más marginales y pobladas de la zona capitalina y de Soledad de Graciano Sánchez”. Situación que ayudó a ganar las elecciones.

La visita de José Antonio Meade Kuribreña a la capital potosina del lunes pasado fue acompañado por el senador Teófilo Torres Corzo, quien organizó una reunión con aproximadamente 300 empresarios de la entidad. En los diversos eventos realizados tanto figuraron Enrique Galindo, ex comisionado nacional de la Policía Federal; José Ramón Martel en su carácter de asesor político y en un acto, por allí se vio a José Luis Ugalde, secretario de Finanzas del estado, quien al parecer su jefe el gobernador Carreras les indico a él y a todos los funcionarios que no concurrieran en sus horarios de trabajo a los eventos de la visita de Meade. Pero este último no acató la indicación de su patrón.

En las instalaciones del PRI fue bien recibido Meade; los priístas se amontonaron para saludarlo, mientras caminaba al interior del auditorio Plutarco Elías Calles.

Lo que no se le vio a José Antonio Meade es el carisma y la fuerza magnética necesaria que necesitan los políticos para encantar a los electores. Eso no le quita que se vio mesurado, educado, prudente, pero nada más. No entusiasmó, sólo se vio como un tecnócrata bien preparado, sin prenderle el ánimo y pasión a sus compañeros de partido.

 

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