María Elena Irízar Arias
Quienes vivieron la experiencia de aquel sismo del 19 de septiembre de l985, que devastó la Ciudad de México, jamás pudieron imaginar que 32 años después, en la misma fecha, volverían a sufrir otra experiencia de tal magnitud. Este martes 19 de septiembre muchos miles de ciudadanos habían participado en un simulacro de sismo, en conmemoración de aquel que se estaba recordando, pero, desafortunadamente para a ellos, a las 13:14:40 horas de ese día ocurrió un nuevo terremoto, éste de 7.1 grados en la escala de Richter, con epicentro localizado 12 kilómetros al sureste de Axochiapan, Morelos, que causó sorpresa, asombro, desesperación, muerte, múltiples daños a casas, calles, edificios caídos y toda una gama de desgracias en la ciudad más poblada del mundo y los estados circunvecinos. Las imágenes que se difundieron daban cuenta de la magnitud del suceso.
Muchos ciudadanos que se encontraban cerca de las escuelas o edificios que se habían derrumbado, en forma inmediata se avocaron a iniciar la tarea más ardua, que es el rescate de personas y remover los escombros. La labor ciudadana de voluntariado es verdaderamente conmovedora porque se sumaron inmediatamente para colaborar desde sus propias posibilidades, así vimos a hombres y mujeres sacando escombro en cubetas plásticas, debidamente organizados para movilizar el escombro más pequeño, haciendo un trabajo manual, pero con un alto sentido de responsabilidad para darle a sus prójimos la posibilidad de salvarles la vida. Allá llegaron posteriormente los bomberos, paramédicos de la Cruz Roja, miembros del Ejército, marinos, policías, Protección Civil, Policía Federal, quienes tienen perros rescatistas que han ayudado a este esfuerzo. Pero se resalta el mérito ciudadano, que reaccionó de inmediato, asumiendo una responsabilidad humanitaria de mañera espontánea y solidaria.
Se ha formado un gigantesco Centro de Solidaridad, donde se reciben medicinas, se recopilan analgésicos, alcohol, jeringas, insulina, material de curación o cualquier medicamento para el dolor. Lo más urgente son los medicamentos pediátricos. Este centro se ubica en la Plaza de Toros México, en la colonia Nápoles de la capital mexicana.
En la plancha del Zócalo se colocaron dos grandes carpas, donde se están recibiendo marros, martillos, arneses, medicamentos, y cualquier material de ayuda para remover los escombros, además de alimentos para los damnificados. Se dan allí primeros auxilios médicos y apoyo sicológico.
Ahora se vive agonía y desesperación por las personas que se encuentran atrapadas en los escombros de los edificios que se desplomaron y que la labor de rescate es sumamente complicada. La reacción de la sociedad civil es impresionante y la respuesta ciudadana es extraordinaria, por ejemplo a la comunidad de la UNAM se les convocó a hacer brigadas para acopio de alimentos, en el estadio Olímpico de CU.
La Ciudad de México y los estados circunvecinos son zona de tragedia, así que se necesita la solidaridad de todos los mexicanos, allá hay millones de personas que de alguna manera son perjudicadas por el sismo. Hay cantidad de escuelas perjudicadas, edificios dañados, calles siniestradas, puentes caídos y vialidades dañadas, lo que imposibilita el desplazamiento de personas en varias zonas de la gran ciudad.
En la CDMX cayeron 38 edificios, fueron 212 escuelas dañadas y miles de casas con daños estructurales. La solidaridad nacional e internacional se ha manifestado igualmente. Se siguen sumando brigadas de fraternidad, mientras los mexicanos estamos de luto por nuestros hermanos, pero nos conmueve la parte humanística de los mexicanos, que no se dejan dominar por la angustia, el dolor y la desesperación. Surgieron como buenos guerreros, en pie de lucha para salvaguardar a sus semejantes. Estas acciones conmueven hasta el fondo del alma y dan muestra de la calidad humana de los voluntariados ciudadanos. Su recompensa es servir para ser útiles y dar beneficio a sus semejantes.
El gobernador del estado, Juan Manuel Carreras López, aseguró que desde San Luis Potosí brindaremos ayuda y para los potosinos afectados allá en CDMX, pone a su disposición la oficina de apoyo, ubicada en Montecillo No. 38 piso 8, oficina 26 en el edificio WTC, Delegación Benito Juárez.
La UASLP, tanto en la capital estatal como en sus sedes en Tamazunchale, Rioverde, Salinas, Ciudad Valles y Matehuala está exhortando a la comunidad para que done alimentos, ropa, medicamentos. La sociedad civil se hermana al dolor de los afectados y coopera con sus donativos a través de las instituciones serias.
Ahora hay que ver la reacción de los partidos políticos: A lo mejor es un buen momento para ellos, porque así como hicieron un frente común de partidos, ahora acuerden poner sus presupuestos económicos al servicio de la nación, para reconstruir los daños del sismo. Esta es una buena oportunidad para que podamos catalogar a nuestros políticos y darnos cuenta de lo que son capaces de hacer por sus semejantes. Los estaremos observando. Cuando menos, ojala puedan apreciar la reacción de la solidaridad y organización ciudadana que gratuitamente sirven para servir.