La importancia de las mujeres.
7 marzo, 2018

La importancia de las mujeres.

Por Dra. Maria Elena Yrizar Arias

Desde tiempos bíblicos, la mujer ha jugado un papel importante en la historia de la humanidad, así tenemos a nuestra madre Eva, la primera mujer, según el génesis 2:18-24, quien seria  es la madre de todos los vivientes.

También, tenemos a María, era virgen, prometida a un hombre de la casa de David, vivía en una aldea desconocida de Galilea, en  Nazaret y  se convirtió en la madre del más grande de los hombres de la humanidad,  Jesús de Nazaret, el Cristo, el hijo del hombre, el mesías. La maternidad espiritual de María es la relación más sublime de la Virgen con nosotros; por esa relación somos sus hijos y, por Ella, nos sentimos protegidos y amparados.

María tiene en la historia de la salvación una vocación única pues su “Corazón” es la representación íntima de su relación perfecta de Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo y a través del Hijo, Madre espiritual de la humanidad.

El rasgo más sublime de la naturaleza le pertenece a la madre: la mujer es portadora de vida, sólo ella tiene este privilegio. Es por eso, que junto a dicha capacidad de engendrar, se le ha sido concedido un paquete de virtudes, valores y destrezas que la soportan, la socorren y la fortalecen para ejercer a plenitud su loable función. Aunque no resulta fácil aglomerar en cuatro puntos los valores que hacen a las madres únicas e irreemplazables, resaltamos los siguientes:

  1. Una madre es comprensión: sus palabras calman, sus caricias sanan y sus besos reconfortan. Nadie conoce mejor a sus hijos que su propia madre; ella tiene la capacidad de entender los distintos factores que influyen en su estado de ánimo y comportamiento. El alto nivel de percepción de una madre, desarrollado por ese fuerte vínculo que hay con el hijo, la hace en definitiva, la portadora por excelencia del valor de la comprensión.
  2. Una madre es responsabilidad: una madre vela por el bienestar de sus hijos y de su hogar cueste lo que le cueste, asume su rol con entereza, cumple con sus deberes y reconoce la gran responsabilidad que se la ha sido asignada al consignarle la crianza de unos seres humanos para hacer de ellos, maravillosas creaturas.
  3. Una madre es paciencia: paciente ante las situaciones arduas e ineludibles de la vida, paciente ante los conflictos naturales que se presentan en el núcleo familiar, paciente ante las incansables enseñanzas para hacer de sus hijos personas íntegras y valerosas: obra que realizará sin tregua durante años y que tal vez nunca verá terminada. Una madre vive la paciencia en grado excelso.
  4. Una madre es amor: el amor a los hijos es único y particular, perpetuo, transparente, carente de egoísmo y de ambición personal. Por este amor la madre desafía hasta sus propias capacidades y realiza actos verdaderamente increíbles para proteger o beneficiar a los hijos.

El amor es el principio y el fin de los valores humanos, es el que provee el punto de partida de las demás virtudes. Al mirar la raíz de cada uno de los anteriores, el centro donde estos convergen, es el amor. Porque amor no significa sacrificio sino donación, no significa rencor sino perdón, no significa egoísmo sino tolerancia, amor es…MUJER, convertida en Madre.

Existen otras mujeres que si bien no son madres biológicas, se han convertido en importantes educadoras y guías de niños, me refiero a las mujeres que se desempeñan con infinito amor a la labor de educar a los niños, ellas, con su infinita paciencia y entrega, hacen de sus alumnos niños bien forjados en los principios de honestidad, papel de la educación como elemento de transformación social para  incidir en el desarrollo integral de la persona ya que el principal objetivo de la educación: es el desarrollo integral de la persona.

En Matehuala, en 1906 se abrió el Colegio Benito Juárez, que se encontraba ubicado en la calle de Insurgentes a un lado de la iglesia de San Salvador, por el rumbo de la plaza de Armas y fue dirigida por una extraordinaria maestra, Maria Luz Castillo, también conocida como Maria L. Castillo, quien fue una mujer extraordinaria, pues dedico su vida al servicio de sus semejantes, en su colegio, tenía internado para alumnas que venían de algunas comunidades o pueblos, contaba con jardín de Niños, primaria completa, y Secretariado Comercial, en ese colegio, se forjaron grandes hombres y mujeres en la historia del siglo pasado en nuestra sociedad.

Por ejemplo, impulso a Manuel Moreno Torres, para que continuara sus estudios en la ciudad de México y este hombre ha sido uno de los ingenieros mecánicos y civiles más importante en la nación, fue director general de Obras Públicas del Departamento del Distrito Federal fue responsable de la construcción de 45 mercados en la ciudad de México, siendo los más importantes el de la Lagunilla y el de la Merced; y de la construcción de la Ciudad Deportiva Magdalena Mixiuhca. En 1958 por invitación del presidente Adolfo López Mateos, fue nombrado director general de la Comisión Federal de Electricidad y durante su cargo se desarrolló la hidroeléctrica el Infiernillo. Durante el sexenio de José López Portillo fue nombrado subdirector general de la Comisión Federal de Electricidad, en esa época destaca la creación de la central hidroeléctrica de Chicoasén, la más grande de México, ubicada en Chiapas. Solo cito un ejemplo, pero sobran testimonios de la forma y términos en que influyo esta maestra en la formación de grandes maestros que nos educaron en el siglo pasado.

En 1957, cuando se fundó la Escuela Preparatoria por cooperación de Matehuala, la preparatoria llevo el nombre de esta ilustre maestra María L. Castillo.

Para recordar a esta maestra, un grupo de matehualenses que fueron sus alumnos, después de su muerte en los años setentas, se hizo un pequeño monumento en su memoria donde luce un busto de la maestra Castillo.

Hablar de mujeres en su día, es solo una forma muy importante de reconocer la función social que desempeñamos, como madres, esposas, trabajadoras. Ninguna sociedad progresa sin el trabajo arduo que desempeñamos las mujeres en nuestra doble tarea, la privada en las labores interminables del hogar y en la vida pública como trabajadoras en las diversas funciones que desempeñamos en la sociedad, desde obreras, trabajadoras domésticas, empleadas, funcionarias, empresarias, profesionistas,   enfermeras, maestras y otras  múltiples labores que desempeñamos en la sociedad.

Las mujeres nos hemos visto obligadas a tomar la decisión de estar a la par con los hombres, porque necesitamos estar preparadas académicamente para la vida, necesitamos no ser rebasadas por el avance de la tecnología, necesitamos estar acorde con los tiempos modernos, porque en esta sociedad es donde nos realizamos, aquí es donde vivimos y trasformamos nuestro entorno con nuestro trabajo.

Mujeres modernas, tenemos a una matehualense muy bien ubicada, Dorothy Ruiz Martinez, quien nació en Estados Unidos pero creció en Matehuala,  S.L.P., hasta los 16 años. Su primer acercamiento con la ciencia y la tecnología fue confirmado con un evento sin precedentes: el accidente del transbordador Challenger. A Dorothy “De niña me gustaba ver las estrellas desde la azotea de la casa de mis abuelos. Tenía mucha curiosidad por el espacio y sentía algo especial; sin embargo, no sabía que esto era necesariamente algo que quería hacer el resto de mi vida”.Con emoción recordó que el 28 de enero de 1986, el curso de su vida cambió al ver en la televisión el accidente del transbordador Challenger. “Fue un momento clave en mi vida, pues en ese instante, todo pareció congelarse en el tiempo. Mi mente se llenó de preguntas: ¿cómo funciona un cohete?, ¿cómo va el hombre al espacio?, ¿por qué la explosión?”. Dorothy era muy pequeña, bombardeó a sus familiares con estas preguntas, pero las respuestas que le dieron no la dejaron satisfecha y, desde entonces, decidió que ella las buscaría. “Ahí nació mi vocación por la exploración del espacio”.

Dorothy, al estudiar ingeniería aeroespacial,  ha logrado ser la primer mexicana que opera desde la base de control de misiones espaciales en Houston en la NASA. Hasta allá llego una matehualense soñadora y luchona. Su sistema se llama ground control o control en tierra o de base y dicho sistema consiste en mantener conectada la base de control de misiones con el vehículo espacial, por medio de señal de satélite. “Además, somos la interfaz de todos los centros espaciales que colaboran con nosotros”. Algunas cosas que realiza, además de verificar la integridad de la señal de satélite hasta la Estación Espacial, son resguardar el audio que va hasta el espacio y el video que llega, mandar video desde la Tierra hasta el espacio, recibir el video que baja desde la Estación Espacial, distribuirlo en la base de control y mandarlo a otros centros espaciales en el mundo, incluyendo a la comunidad científica de algunas universidades o centros de investigación.

Asimismo, Dorothy Ruiz Martínez también debe cerciorarse que las antenas en la Tierra manden señal hasta el satélite, entre muchas otras actividades.

Entre las diferentes diligencias que le toca realizar a la ingeniera, la que ha representado mayor reto es la capacitación de un astronauta en el sistema de propulsión del transbordador.

Esta matehualense, también es madre de dos criaturas y esposa exitosa.

Feliz día de la mujer, felicidades a todas aquellas que son el centro de la vida de sus familias, que saben en su corazón, que no necesitan reconocimientos, porque se saben amadas por sus hijos y respetadas por los demás.

María Elena Yrizar Arias.

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