La nueva “normalidad” es una triste realidad
29 mayo, 2020

 

Por María Elena Yrízar Arias

Cuando se anunció por parte del presidente de la república Andrés Manuel López Obrador, el Plan de Reapertura en lo productivo, social, cultural y económico, lo que se ha dado en llamar “el regreso a la nueva normalidad” fue para adaptarnos a una nueva “normalidad” con claridad, seguridad y certidumbre; con un camino gradual, ordenado y cauto, que se manejara entre los principios de coordinar la vida y la salud. Ese plan tuvo una primera etapa, a partir el lunes 18 de mayo pasado, donde se iniciaron las actividades en los llamados municipios de la esperanza, que, para esa fecha, no tienen ningún contagio del coronavirus. En los estados que retomarán primero las actividades estaba San Luis Potosí.

En el referido Plan de Reapertura estaba reactivar las ramas de construcción, minería, fabricación de equipo de transporte, que serán consideradas actividades esenciales. En una tercera etapa, se instalará un sistema de semáforos por regiones, para la reapertura de actividades sociales, educativas y económicas. En territorio potosino habían algunos municipios llamados “de la esperanza” por no tener contagios del Covid-19, entre ellos estaban Vanegas, Catorce y Charcas, Lagunillas, Tanquián de Escobedo y San Antonio.

Esos municipios estaban considerados a desempeñar sus labores cotidianas ese lunes 18 de mayo. Hasta allí, parecían muy buenas noticias. Pero, desgraciadamente, la realidad se convirtió en otra. De esos municipios de la esperanza, sólo quedaba Vanegas, que está ubicado al norte del estado.

Como se pensaba que no habría problemas en ese municipio, el gobernador del estado Juan Manuel Carreras y el presidente municipal tuvieron el 19 de mayo pasado una reunión de trabajo en la capital, donde planearon levantar la cuarentena y abrir las actividades cotidianas de ese lugar, con excepción de las escuelas. Pero, la triste realidad cambió de inmediato, porque al día siguiente, el estado potosino pierde a Vanegas como su único municipio de la esperanza, en razón de que hubo dos casos de contagio de Covid-19 en el municipio colindante de Galeana, Nuevo León.

Desde que el Covid-19 se presentó en el estado de San Luis Potosí, hemos visto día con día que cada vez crecen los contagios, hasta ayer, dando un total de 767 contagios y 48 defunciones. En el estado subió la letalidad por el Covid-19, que es del 6.2 muertos por cada cien personas enfermas. Inclusive el municipio de Guadalcázar se suma a la lista de contagios confirmados.

El gobernador, ayer, en rueda de prensa del Comité Estatal para la Seguridad en Salud, informo sobre los acuerdos entre estados y la federación, para el tránsito hacia la nueva normalidad; será mediante semáforo epidemiológico nacional, aunque, localmente, se presentará un semáforo para San Luis Potosí, a partir del cual se irá definiendo la puesta en marcha de actividades sustantivas y, por lo pronto, a partir del primero de junio las actividades productivas serán de las primeras en reiniciar sus labores. Agregó el gobernador que, de conformidad a como se avance en este proceso, se reanudarán las actividades escolares, gubernamentales y sociales.

El mandatario enfatizó que el semáforo estatal aplicará para todos los municipios de la entidad. Al respecto, a partir de hoy y por los próximos tres meses, las autoridades estatales de San Luis Potosí tendrán reuniones y coordinación continua con los alcaldes de la entidad para “poder lograr las condiciones necesarias y que regresen todas las actividades productivas”, dijo Carreras López durante la rueda de prensa de esta mañana.

Durante su participación en la misma rueda de prensa de ayer, el secretario general de Gobierno, Alejandro Leal Tovías, comentó que a partir de hoy se reunirán con los alcaldes potosinos para tratar temas como el de la semaforización federal por la crisis de Covid-19 y “explicar cuál será la ruta a seguir para que puedan regresar los negocios que cerraron por la contingencia”.

Informó que dichos retornos a las actividades sólo ocurrirán cuando la autoridad en salud lo apruebe, y se harán sólo bajo las medidas de salubridad ya planteadas: “sana distancia, lavado de manos, cubrebocas, gel, limpieza, no aglomeraciones y todo esto se hará durante el mes de junio, julio y agosto”. Bueno, entonces, la triste realidad que tenemos no es tan simple.

Primeramente hay que ver que existe la incertidumbre, de lo cual no podemos responsabilizar a nadie, pues el coronavirus es un contagio mundial, que ha llegado a nuestras vidas. Ahora bien, la nueva normalidad, no es normal. Es una nueva realidad que estará sujeta a otras circunstancias que nos ubican en esta nueva realidad, que resulta difícil y triste.

Entonces, nos preguntaremos ¿y por qué es triste? La respuesta es compleja, pero la fundamentamos en algunos indicadores; el primero tiene que ver con el desempleo a raíz del cierre “necesario” de negocios, que desgraciadamente están pasando crisis económicas que no les permitirán subsistir si los paros se prolongan por más meses, porque pagar renta y salarios en tiempos de improductividad, lleva a la quiebra a cualquiera.

Ahora bien, muchas personas que viven al día en sus actividades, están luchando por sacar adelante a sus familias y están trabajando con los peligros inminentes de contagios, ya que aunque quisieran, no puede parar la movilidad, lo que pone en riesgo de contagio a los demás. Al no haber empleos suficientes, las personas más expuestas son las más pobres, que de seguir así, va a ser lógico ver desnutrición, hambre y mayor marginación de los que menos tienen.

Esa es la peor parte de lo que llamamos la nueva normalidad que es, en verdad, una triste realidad. El ejemplo más claro que tenemos en el estado es Real de Catorce, que como pueblo mágico es un lugar dedicado principalmente a las actividades propias del turismo.

Desde marzo pasado está cerrado el acceso al pueblo por el Túnel de Ogarrio, ya que ahora sólo pueden entrar los habitantes del pueblo y al no haber turistas, no hay hospedajes, alimentaciones, ventas en los puestos públicos, artesanías, gorditas de maíz y otros productos, con lo que se mantenían sus habitantes, pero ya no hay nada de eso. Esto que pasa en Catorce, es la muestra de la más triste realidad, que no sabemos hasta cuándo se va a prologar.

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