Por María Elena Yrízar Arias
Al gobernador de San Luis Potosí, Juan Manuel Carreras López, el 8 de julio pasado se le vio muy contento ante la prensa, cuando anuncio públicamente que asumiría la presidencia de la Confederación Nacional de Gobernadores, Conago, ya que últimamente se había desempeñado como vicepresidente de la misma y ahora tendrá la oportunidad histórica de presidir esa importante conferencia, lo que hará en sustitución del gobernador panista del estado de Baja California Sur, Carlos Mendoza Davis.
La fecha en que deberá tomar posesión Carreras López como presidente de la Conago aún no se ha definido. Pero, el mismo Carreras hizo hincapié en que asumirá con responsabilidad y compromiso su cargo y que en coordinación con los demás gobernadores del país, podrá empezar a construir una agenda de trabajo especial y dar continuidad a los proyectos preestablecidos. La toma de protesta de Carreras se celebrará en la capital potosina.
La Conago es una agrupación política nacional, nacida en Cancún, Quintana Roo, el 13 de julio de 2002, con la presencia de gobernadores del PRI y PRD. Para el siguiente año, en febrero del 2003, se unieron los gobernadores del PAN y para el 30 de julio de 2003 se integran plenamente gobernadores de todos los partidos políticos, reafirmando así la voluntad superior de los estados con el pacto federal. El motivo de fondo para hacer esta agrupación, tuvo que ver con el propósito político de hacerle contrapeso a las decisiones del presidente de la república Vicente Fox Quesada.
Entre otros objetivos de la Conago está fortalecer el federalismo y tener prácticas democráticas para nombrar a los miembros que la presiden. El trato entre los miembros gobernadores es de iguales. La Conago se constituye como un espacio de diálogo a partir de la celebración de reuniones ordinarias, mediante las cuales los gobernadores estatales discuten, analizan y toman decisiones conjuntas sobre los temas y necesidades prioritarias de México y fijar posiciones en temas como seguridad o política social. Pero la mera razón de fondo ha sido el medir sus fuerzas con el presidente de la república, como fueron los casos de los presidentes Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto.
Pero, las cosas han cambiado, tanto para la Conago como para algunos de sus miembros, ya que no existe la misma conformidad al interior de la conferencia, como existía en el tiempo de su formación en 2003. Desde la llegada del gobierno de la cuarta trasformación del presidente Andrés Manuel López Obrador, en la reunión del 4 de diciembre de 2018 de los gobernadores con el presidente, desde allí, se manifestaron las diferencias de las propuestas del presidente y de las agendas individuales de algunos gobernadores.
Para ser más precisos, los gobernadores panistas de Chihuahua, Baja California Sur y el de Guanajuato, no apoyaron al presidente con la militarización de la Guardia Nacional, ni a los delegados del Bienestar, pero algunos priístas fueron más sensatos y mejor optaron por seguir los lineamientos que les planteó el presidente AMLO, conjuntamente con el resto de gobernadores que son afines con el proyecto presidencial, apostando con tacto e inteligencia a los planes presidenciales y la supremacía jerárquica del mismo López Obrador, porque de lo contrario no entenderían cómo funciona la política. En razón de que el que preside la república, los preside a ellos mismos. En otras palabras, significa que AMLO es el jefe de la nación mexicana.
Algunas voces de gobernadores han pedido al gobierno obradorista que no haya ni perdón ni olvido de algunos ex gobernadores corruptos, específicamente lo pidió Javier Corral, sobre César Duarte. Desde esos tiempos se marcó la inconformidad de Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, gobernador de Guanajuato, quien ayer vimos que no tuvo más remedio que doblar sus manitas ante la visita que hizo a ese estado el presidente AMLO y ante las circunstancias de inseguridad, criminalidad y violencia, aceptar una estrategia conjunta. En su discurso, Diego Sinhue aceptó que tiene la disposición de trabajar en conjunto con las fuerzas federales. Porque anteriormente no concurría a las juntas de seguridad de su estado y que lo hará todos los días en lo sucesivo.
Otro inconforme fue el Gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, y Silvano Aureoles Conejo, gobernador de Michoacán, que hasta le dio consejos al presidente AMLO, de que no fuera a entrevistarse con el presidente de Estados Unidos Donald Trump. Aunque los hechos políticos que se vieron en la visita a Washington el día 8 de julio, fueron una muestra del acierto político y del éxito obtenido, que fue evidente.
Al asumir Carreras López la presidencia de la Conago tendrá la gran oportunidad de estar en contacto más directo con el presidente AMLO y de paso aprovechará las circunstancias para negociar a la persona que piensa dejar en su lugar, su prioridad personal es el asunto de la sucesión de gobernador, que idealmente deberá ser alguien que esté dispuesto a cuidar sus espaldas después de que deje de ser gobernador, ya que este es su último año en el poder y que para su desgracia, existen serios señalamientos de probable corrupción en la Secretaría de Salud en su gobierno, que lo podrían poner en una situación peligrosa.
Luego tiene problemas domésticos como la violencia, el Covid-19, problemas económicos, falta de impuestos suficientes para resolver problemas y un Congreso estatal que no domina, lo que lo pone en una situación incómoda.
Otra de sus responsabilidades que tendrá Carreras como presidente de la Conago será conciliar con sus compañeros para unificarlos a favor del presidente AMLO, tarea nada fácil, porque el país se encuentra afectado en lo económico y por el Covid-19, pero él tiene el perfil personal para comunicarse con sus compañeros gobernadores panistas, ya que todos sabemos que fue funcionario del gobierno federal con Felipe Calderón y debe conocer muy bien cómo llegarle en su trato a sus amigos panistas, con sus virtudes de negociador nato.
Le llegada como presidente de la Conago para Juan Manuel Carreras, en este momento, es muy necesaria para sí mismo, por ello la afirmación de que la presidencia de la Conagpo le cae como anillo al dedo. Pero, que quede claro, le queda a él, no a los potosinos, porque no ha encontrado eco de esa emoción con que dio a conocer la noticia. Lo anterior tiene una explicación lógica; a nivel nacional Juan Manuel Carreras ocupa el lugar 24 de desempeño como gobernador. Y San Luis Potosí es uno de los estados más corruptos del país. Bueno y ¿por qué más? Dejo aquí las razones: Carreras no es un gobernador querido y aceptado por la mayoría de la ciudadanía, pero sí es un gobernador sensato ante los ojos de AMLO, situación que le favorecerá en su momento. Le tocará representar a los 14 gobernadores que también harán lo mismo, buscar a sus sucesores y salir bien librados de su gobierno. Podrá Carreras negociar con el presidente AMLO a nombre de sus compañeros, lo que lo colocará hasta con posibilidades de ser colaborar en el futuro del gobierno federal. Todo dependerá de sus buenos oficios y que no se distraiga de su propósito.
Cuando Carreras asuma la Conago, eso no cambiará los pendientes que el gobernador tiene en el estado. Más bien, lo va a distraer, pero, la pandemia sigue, el peligro de volver al semáforo rojo, también, las muertes se dan por todos los rumbos, los problemas económicos están a la orden del día.
Hay que reconocer que esa presidencia de la Conago es una honrosa oportunidad para Juan Manuel Carreras y su familia. Mientras esto sucede, los pendientes de obras quedan allí, como la tratadora de agua del Morro, la presa La Maroma y el parque Tangamanga de Matehuala, el metrobús capitalino y el drenaje del río Santiago. Por último, habrá que esperar que Carreras tome posesiona de la Conago.
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