No debe arriesgarse al presidente AMLO ni la Cuarta Transformación
25 julio, 2019

 

Por María Elena Yrízar Arias

El sábado por la noche, luego de que terminaran los eventos programados por el Presidente de la República en su gira por la Huasteca potosina, al llegar al hotel donde dormiría, fue increpado por un grupos de personas en forma grosera, liderados por Erasmo Linares Nájera, Alejandro Ballesteros, líder del sindicato de los trabajadores del organismo operador de agua potable de Ciudad Valles, y el secretario del Comité Municipal del PRI de esa ciudad, así como José Matilde Hernández Méndez, abogado de los trabajadores del referido organismo; además estuvieron su hijo Gerardo Hernández y demás miembros del sindicato que desordenadamente, irrespetuosos y atrabancados le obstruyeron el paso al Presidente que se dirigía a su cuarto. Inmediatamente, López Obrador, sumamente molesto les dijo a los presentes: Este es un acto de provocación; discúlpenme, “no me dejo intimidar por nadie”.

Al día siguiente en Axtla de Terrazas, López Obrador declaró a la periodista Alma E. Muñoz, de La Jornada, que el incidente del hotel Valles se trató de provocadores que “no debían meterse con mi intimidad”. Esos de anoche “si lo hicieron de buena fe, si fueron manipulados y no era su intención, deben de tener vergüenza por lo que hicieron porque yo no le hago mal a nadie. El que lucha por la justicia no tiene nada que temer”, dijo en instalaciones del hospital rural Axtlán de Terrazas, tras recorrerlo.

Les dijo a todos: “Ayer que llegué a dormir a Valles, me mandaron un grupo para provocar. Que se meten al hotel, y querían hasta meterse en la habitación, provocando. Les dije aquí estoy. Me bajé, no traigo guardaespaldas. No tengo yo por qué protegerme con nadie. Ustedes son unos provocadores, no respetan. O sea, ya vengo a descansar”. Les dijo que “no debían de meterse en mi intimidad, yo no voy a meterme a la casa de ustedes. Si alguien llega y se meten a nuestra casa están invadiendo nuestra intimidad, pero eran provocadores de un problema que tienen en Valles, del agua.

Están agarrados ahí y alguien montó esa provocación”. Lo anterior es una clara muestra de la falta de respeto a la figura del Presidente de la República y desde luego no deberá pasar desapercibido. Primeramente es penoso que en territorio potosino se haya dado ese incidente que deja ver muy mal a las personas que participaron, porque ni era el lugar ni el mejor momento para abordar al presidente cuando se disponía a retirarse a la habitación donde dormiría.

Esa actitud de los huelguistas del organismo del agua potable y sus líderes mencionados, fue un atropello al presidente y desde el ángulo que se quiera ver, es muy penoso que hayan puesto al presidente en aprietos y haya tenido que pedirles que por favor lo dejaran pasar, cuando estaban invadiendo su intimidad. La mala fe que se tuvo en el fondo de este incidente es muy clara, pues si los manifestantes hubieran querido abordarlo, lo pudieron haber hecho en cualquiera de los lugares donde estuvo López Obrador, si sus intenciones hubieran sido buenas, pero no, lo hicieron con lujo de grosería, lo que no merece nuestro presidente.

Ahora bien, si el presidente continúa con su argumento de que no necesita protección de guardaespaldas porque lo cuida la gente, lo que pasó en Ciudad Valles es una clara muestra de que no lo cuidó la gente, porque esos manifestantes también son gente, pero sin escrúpulos, tal como se aprecia en el video que está en las redes sociales. Entonces, el incidente de Valles no fue políticamente correcto. Lo que debería preocuparle al gobernador Juan Manuel Carreras y su gente, para que en la próxima gira de trabajo del presidente por territorio potosino, el gobierno estatal tome las medidas de seguridad para evitarse este tipo de riesgos que podrían poner en peligro al presidente de la república.

Anteayer en la conferencia de prensa del presidente López Obrador en Palacio Nacional, por la mañana, el periodista Carlos Pozos, de la revista Petróleo y Energía, haciendo referencia al incidente de Valles, le dijo al presidente: Entendemos que su salud es importante, pero más importante es su seguridad, la semana pasada en San Luis Potosí, tuvo allí un evento donde se rompió su cerco de su seguridad, antes de entrar a la conferencia gente de Tijuana, maestras de Tabasco y en redes sociales le piden que por favor cuide su seguridad. ¿Qué está pasando? ¿Le está fallando el superdelegado? ¿Está fallando el Centro Nacional de Información? ¿Le está faltando el dialogo político con el gobernador del estado Juan Manuel Carreras? Insistirle: ¿reforzará su seguridad por el bien de los mexicanos? Respondió el presidente: “La gente me cuida, la verdad, hay algunos que se pasan, o sea que me apachurran, pero en general hay mucho respeto hasta de los que están inconformes porque se están cambiando las reglas y van a manifestarse en contra y son respetuosos.

Lo que sucedió en Valles fue algo excepcional, no voy a usar guardaespaldas, eso lo tengo definido y decidido y nomás pedirle a la gente a que me ayude, no sólo es cuidarme, es la organización, son actos donde participa mucha gente y yo quiero saludar a todos y ellos también, pero no es fácil de abrir paso, de hacer la valla, todo eso es lo que se tiene que ir resolviendo para evitar problemas.

Hay inconformidades porque es natural, pero es natural, hay respeto, en este caso de Valles tuvo que ver con una invasión a mi intimidad, porque ya estaba yo, pues, para meterme al cuarto de hotel y eso sí, no era correcto, yo les decía a ellos con todo respeto, les gustaría que alguien fuera a meterse a sus casas, a nadie nos gusta eso. Además, hablándoles de que iban a ser atendidos, en todo esto hay la posibilidad de la manipulación, sí, sí, sí, pero la gente, ya es otra, cambió la mentalidad del pueblo, puede ser que les den instrucciones y por cualquier circunstancia van y ya estando allí ya no se atreven hasta nuestros adversarios, porque no le hacemos mal a nadie, entonces, hasta que los manden”.

Entonces ¿quién debe proteger al presidente? Pues si el presidente López Obrador no quiere guardaespaldas, entonces, cada gobierno de los estados que visite deberá poner a los policías a resguardar la seguridad del presidente, por la simple razón de que cualquier atentado que sufriera pondría en peligro su misma vida y, desde luego, una lucha de tantos años que más de treinta millones de mexicanos apoyan en su propuesta de la Cuarta Transformación del país.

El asunto aquí es muy simple: El presidente de los mexicanos es un líder que no merece ese trato que recibió en Valles, él representa la esperanza de la transformación pacífica del país. Él necesita evitarse todo tipo de incidentes que puedan ponerlo en peligro. Es vulnerable porque puede ser dañado o recibir lesiones, bien sea físicas o morales. El Presidente de México no debe exponerse, por ninguna razón, se necesita entonces que la seguridad sea considerada indispensable, aunque sea más discreta que la que usaban los anteriores presidentes de la república. Si se arriesga el presidente, se arriesga la cuarta transformación pacífica del país.

mariaelenayrizararias@gmail.com

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