Real de 14 la nueva capital del ciclismo de montaña en México.
Por José Ismael Leyva Nava
Fotografía: Yoscelyn Bustamante
Todo el esfuerzo por estar ahí, los caminos antes rodados, las caídas en los entrenamientos, el sacrificio de la inscripción, la compra de alguna refacción, quizá de llantas nuevas, la cena de pasta la noche anterior, la planeación de la fecha, la conquista de un lugar para pernoctar en Catorce, la revisión de la bici, de la licra, de las ánforas de agua y el kit de herramientas. Todo sumaba para estar en ese preciso momento para formarse detrás de la línea de salida; detrás de miles de ciclistas que también sumaban su propia historia a las miles que se entrelazaban en ese momento para conformar entre todos los ciclistas, la vida de la más espectacular carrera de Maratón que México había visto antes. Aquí su crónica bajo diferentes aspectos.
Wiricuta y la política
Los ciclistas que formaban parte de la categoría elite, las corredoras y corredores más rápidos y completos de México, serían los que darían tres vueltas a la pista para terminar con un recorrido de 150 km, es lo que se le denomina Ultramaratòn, una verdadera prueba de exigencia física y mental, que pocos corredores se animan a correr.
El día iniciaba con la tregua esperada de un día nublado, nada mejor para rendir más, que cubrirte del sol y el calor el mayor tiempo posible, por lo que era elemental salir a la hora marcada, en punto de las 8, por lo que no se pudo esperar un minuto más la llegada del mandatario estatal Juan Manuel Carreras para que arrancara al mejor de los grupos, por lo que fue una decisión acertada salir a la hora marcada.
El helicóptero en el que venía el gobernador aterrizo veinte minutos después de salir el grupo de los ciento cincuenta kilómetros, el séquito de camionetas que lo esperaban lo llevarían al arco de bienvenida ubicado antes del túnel Ogarrio, punto de salida de los corredores. Llegaba a uno de los pocos municipios donde todavía se puede caminar tranquilo en el Estado de San Luis Potosí.
Carreras y su esposa estuvieron acompañados de los presidentes de los tres municipios por donde pasa el trazo de la ruta, Villa de la Paz, Cedral y Catorce, así como por Raymundo García, su representante en el estado; también estuvo presente con ellos Ramón Infante que se encuentra en medio de un proceso para ser parte del comité de participación ciudadana de sistema estatal anticorrupción y Ezequiel Juárez expresidente de Cedral que buscara contender en las elecciones del 2018, este último con una afición al ciclismo que no se les conocía antes; estuvo también el Presidente de la liga estatal de ciclismo y por supuesto el gran responsable de la carrera Thomas Peter.
Estoy seguro que los ciclistas toleran el protocolo de esperar a que el político en turno dé el banderazo de salida, solo porque tienen que hacerlo, la gran mayoría de ellos practica este deporte para salir de lo acartonado de las formas que se vive hoy en día en la sociedad y sobre todo en la política de este país, por lo que pacientemente esperaron la cuenta regresiva para comenzar a rodar hacia un destino incierto.
Banderazo de salida del segundo grupo
Salida del grupo de 100 km
El Gran responsable
Thomas Peter es un suizo que radica en Real de Catorce desde hace casi 20 años y quizá es el extranjero que más ha hecho por la ciudad donde vive que los propios catorceños; y en solo dos años ha logrado posicionar el maratón de Wiricuta como el mejor de México, superando todas las expectativas de una carrera que inicia.
¿Por qué es la mejor? Ahora le explico; Wiricuta es el único maratón en la Republica que logro superar la participación de más de mil corredores, 1125 para ser exactos. Hubo corredores de 8 países como Colombia, Venezuela, Austria, Bélgica, Panamá, Estados Unidos, Canadá y Costa Rica. La altura a la que se corre y sus diferencias dentro de la carrera, la convierte en una de las más difíciles al momento de subir o “escalar” en diversos tramos, pero también se vuelve una ruta muy técnica al encontrase bajadas con hasta 40% de pendiente, lo que implica tomar velocidades muy altas en ciertos sectores de la pista, por lo que el manejo de cualquier competidor se pone a prueba en esos puntos.
Thomas Peter diseño la pista y generó siete estaciones, a las que les fabrico personalmente en madera su nombre, además de hacer un trabajo casi artesanal al limpiar a mano, con pico y pala todo el trayecto de la pista que lo requirió. Si bien es cierto que estos eventos se hacen entre muchas personas, él tuvo la capacidad para coordinar a todos los actores que intervinieron en el evento y como excelente ciclista, la trabajo de tal manera que fuera de la aceptación de la mayoría de los corredores.
La logística y la organización del evento fue impecable y los resultados y la medición electrónica de las posiciones de los que fueron llegado también fue muy fluida y dinámica.
Thomas Peter, el gran responsable
La Carrera
Los nervios de los ciclistas casi eran tangibles en el ambiente, el miedo a lo que venía estaba presente en ellos, pero a la vez, existía una simbiosis de júbilo y emoción al estar a punto de arrancar. El cuerpo comenzaba a aclimatarse dentro del túnel antes de iniciar; el pedaleo suave, solo para mantener una velocidad constante, viendo la mayor peregrinación de ciclistas entrar a la boca del túnel Ogarrio como nunca antes había sucedido, un rio de ruedas penetraba la montaña y el sonido de ejes y llantas se confundía con el latir de los corazones y se llenaba el silencio de los espacios de aquel lugar húmedo y frío. La espada de mas de 2.5 km de ciclistas horadaba al túnel en toda su extension.
Competidores a punto de arrancar
La cuenta regresiva terminaba y los ciclistas salían como soldados lanzados a una guerra, unos a tope, otros midiéndose, otros moderándose en su inicio, administrando cuerpo, energía y recursos para más adelante. El empedrado los llevo al inicio de unas subidas demandantes a las que no se les veía fin, el cansancio en ese punto aparece rápido, la respiración se agita, y aquel que rueda a nivel del mar comienza a sentirse extremadamente fatigado, el tramo hasta San Gabriel, una explanada increíble es el más demandante en alturas, llegando a los 2800 msnm, subiendo cerca de 300 metros en los primeros 10 km.
Pero a partir de ahí, a lo largo de los próximos 20 km, las bajadas se vuelven espectaculares y la adrenalina en ese tramo esta al tope, ya que no puedes descuidarte un solo momento en esa bajada donde alcanzas hasta los 60 km/hr y en donde a veces, vas hombro a hombro con otro competidor.
Pasando este tramo largo, los ciclistas se encontraron de nuevo con unas subidas que comenzaban moderadas, pero que fueron aumentando su dificultad al escalarse, hasta llegar al último tramo “La cuesta de los arrepentidos”; en ese momento, al ciclista promedio le cobraban factura el esfuerzo de las piernas, lo calambres aparecían, y a muchos les costaba hasta sostener a pie la bici. El sol a plomo a la hora de llegar a ese lugar, hacia doble el esfuerzo de llegar a la cima para terminar la carrera o la primer vuelta; en ese punto sabias a lo que te enfrentabas en la siguiente.
Para quien termino sus vueltas el tramo final consistía en ingresar nuevamente al túnel, donde la temperatura volvía a descender y el corredor podía recuperase por momentos del sol en los últimos 3 km.
La llegada
La llegada a la meta en la plaza de armas fue el testigo de miles de historias de esfuerzo, sacrificio, valor y de méritos deportivos. Vimos al gran ganador de la competencia Ricardo Estrada del equipo Turbo demoler el record anterior con un impresionante 7 hrs 34 minutos para completar 150 km, como a aquel último lugar al que también se ovaciono tanto como al primero, aun caída la noche.
Ahí se formó la historia de un abuelo que me dijo, corría la carreta porque su nieta le pidió la foto juntos, se hilo la historia de un niño de 10 años que sin inscribirse, sin número y sin permiso, salió oculto en el río de ciclistas que inicio la competencia y que al llegar a la meta se desplomo como un muñeco de trapo por el enorme esfuerzo que fue llegar hasta ahí; también la historia de muchos que llegaron heridos, con manchas de sangre por diversas partes de su cuerpo, con los músculos hechos nudos, y que tal la historia de la niña que esperaba a su padre y héroe, con cartel en mano dándole la bienvenida, esperándolo desde el primer competidor que llego y viendo pasar a muchos antes que él.
Niño desmayándose en la Meta
Si bien son de destacar los corredores en el pódium, el terminar la carrera, hacia sentir ganador a cualquiera.
Quien corrió Wiricuta no puede ser el mismo otra vez, ya que una catarsis espiritual te devuelve un alma renovada en un cuerpo deshecho.
La carrera será el tema de la semana de la sobremesa en muchísimas personas, y hablaran de sus desviadores rotos, de sus caídas, de sus compañeros, de lo que les supo la primer cerveza al terminarla y muchas cosas más; pero sobre todo ya se asoma en ellos la idea de volver a correrla el año que entra, porque los ciclistas así somos, masoquistas, y porque nos gusta ser exigidos en mente y cuerpo, pero sobre todo, nos gusta renovar la fe en nosotros mismos y está, es una de las mejores formas de hacerlo.
Es por todo lo anterior que Real de Catorce es ya la capital del ciclismo de montaña y Wiricuta Bike es desde el domingo pasado la mejor y la más grande maratón de ciclismo de montaña de México.