De toros, sangre y política.
16 agosto, 2017

De toros, sangre y política.

Arco y Flecha

Por José Ismael Leyva Nava

 

Hace unos días el mandatario de Cedral Juan Carlos Perez comentaba respecto a su posición al tema de las corridas de toros: “El derecho de uno termina donde empieza el derecho del otro” tratando de justificar la realización de los toros en su municipio, sabiendo que en Cedral existe una fuerte afición taurina por tradición.

Durante el evento la espada de matar salió del toro a consecuencia de un movimiento natural a la reacción de un descabello fallido (Ni para matar rápido lo hacen bien), la espada se suspendió en el aire girando en su ascenso y descenso; el filo de la punta coincidió con el cuerpo de un joven de 16 años que se encontraba en la plaza, perforo su estómago  y la sangre humana de la afición también corrió ese día, no solo la del  Toro que convalecía ante un grupo de personas que buscaban su muerte con los medios que le marcaban los “cánones”. Hasta ahora no ha habido un pronunciamiento de ayuda o seguimiento de la salud del menor de edad por lo organizadores o por el municipio.

Si bien fue un accidente y no paso a mayores, es una experiencia que nos da una advertencia de lo que puede llegar a pasar. Ahora bien,  en pleno siglo 21 es increíble que sigamos considerando una fiesta o espectáculo el privar de la vida a un animal, en un proceso donde el ser humano tiene las ventajas, ya que conoce su naturaleza y sus reacciones ante diferentes estímulos. Los tres tercios son etapas  en los cuales en todo momento sufre el toro, está más que claro. ¿Quién nos otorgó el derecho  a provocar el sufrimiento y la muerte a otro ser, que se ve contenido y sin escapatoria y a merced de unos seres humanos que consideran   eso una fiesta o un arte? ¿Seremos la gran mayoría de los potosinos así? O ¿solo es un grupo de aficionados que detenta el poder a diferentes niveles  como lo es el económico y el político?

San Luis potosí es de los pocos estados que cuenta con legislación para la protección de animales y paradójicamente es uno de los Estados que todavía permiten las corridas de Toros. Creo que la gran mayoría de los potosinos vemos en esos eventos muerte y dolor, pero también la gran mayoría permanece callada e indiferente. Los animales no pueden salvarse a ellos mismos, necesitan de los que nos compadecemos de ellos, los menores tampoco eligen ser testigos de la muerte y comenzar a pensar que eso es normal y hasta emocionante.  Aquí la pregunta es ¿dejaremos que esto siga ocurriendo? o estamos dispuestos a  eliminar esta crueldad que no dejara de existir hasta que lo permitamos?

 

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