16 mayo, 2018

EL CENIT

Por: Raúl Axel Mayorga Molina

 

Día del maestro

A propósito del Día del maestro, que ayer cumplió 100 años de ser conmemorado en México, después de que el presidente Venustiano Carranza lo decretó en 1917, deseo utilizar este artículo para felicitar a todas y todos los trabajadores de la educación y no sólo a los docentes. ¿Pero por qué no solo a quienes ejercen esta función?

Bueno, es sencillo: durante muchísimos años se ha exaltado, no sin merecerlo, el trabajo del magisterio, pero la sociedad y las instituciones parecen haber hecho a un lado a un componente indispensable del Sistema Educativo Nacional: los trabajadores no docentes. Es decir, secretarias, intendentes, auxiliares, etcétera. Personal administrativo, pues.

Si bien a nivel nacional y también en los estados, se han instituido días específicos para celebrar al personal administrativo, de apoyo y asistencia, es poco el reconocimiento que se les brinda, pues son menores sus percepciones y los planes para su profesionalización. Así es que durante décadas, tal vez por no estar frente a grupo, se ha minimizado su papel en las escuelas, siendo importante, pues tareas como el control escolar, la limpieza, la administración de recursos humanos, financieros, materiales, tecnológicos, ha caído en manos de administrativos que no son plenamente reconocidos. Por ello, sería una buena idea cambiar la nomenclatura del 15 de mayo y hacerlo el “Día del trabajador de la educación”, para visibilizar también a los no docentes en las escuelas.

Así empezará la dignificación de aquellos que no dan clases, pero contribuyen a la formación las personas en el país.

 

Mercado electoral

El título de este apartado tendría que referirnos a la oferta de candidatos, candidatas y propuestas en el actual proceso electoral. Empero, el mercado electoral no es ya la disponibilidad de oferta política que nos muestran los actores e instituciones políticos. Al contrario, parece que el mercado electoral son los votos que pueden comprar los candidatos y sus partidos con prebendas, lo cual altera profundamente los preceptos en los que está fundado el sistema democrático.

Si bien cada elector tiene el derecho a hacer con su voto lo que desee (votar por un individuo/partido o en blanco, anular, haber vendido su voto o simplemente no sufragar), el hecho de que los candidatos utilicen estrategias para inducir la preferencia electoral hacia su plataforma, debe ser señal de que las elecciones no están siendo justas y el voto no se logra por las mejores propuestas de gobierno, sino por quién invierte más en las campañas. Así, pasado menos de un mes desde el inicio del proceso local, hay candidatos y partidos que están tirando la casa por la ventana.

Con entrega de despensas, material de construcción, pacas de alfalfa, camisetas y mandiles (que sí prevé la normativa), los actores políticos prostituyen el objeto de las campañas. Más no es un delito, hay que reconocer, si la gente no lo denuncia. Pero, he aquí lo consuetudinario: la gran mayoría de las personas están acostumbradas, cada tres años, a exigir a los partidos y sus aspirantes, cosas como las que líneas atrás escribí.

Desgraciadamente, el hecho de que las personas pidan cosas o dinero para entregar su voto, es una realidad en Matehuala y en todo el país, herencia del Estado paternalista y corporativo que imperó durante décadas. No podemos esperar que los partidos y sus abanderados no entreguen prebendas para moldear al electorado porque es ya una realidad, uso y costumbre, que no abonan para mejorar el sistema político.

El Estado de derecho subsiste allá donde el ciudadano elige a sus gobernantes con base en sus propuestas, no porque le dieron un bulto de cemento o una playera. De lo contrario, nos hallaremos ante gobiernos que son legitimados por la cantidad de votos recibidos, pero no por los medios a los que accedieron al poder público.

Ahora, ¿qué impulsa a un candidato a invertir enormes cantidades de dinero en su campaña? La política es vista por mucha gente como un negocio. Me pregunto: ¿aspiran a recuperar esa inversión con altos dividendos? Ciertamente, sólo el ejercicio de la función pública nos da la respuesta. Por lo demás, hay que encomendar a la autoridad electoral a fiscalizar equitativamente a quienes están en la contienda, sino su papel queda altamente cuestionado y en entredicho.

 

Gracias por leer y compartir. ¡Hasta la próxima!

 

Raúl Axel Mayorga Molina (San Luis Potosí, S.L.P., 1990) es estudiante de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México en la modalidad a distancia.

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