Elecciones pueden ser una fiesta democrática o un peligroso fraude
Por María Elena Yrízar Arias
La aceptación o rechazo de la forma y términos en que se ha desempeñado el presidente Enrique Peña Nieto en sus responsabilidades, se fue percibiendo a través de las diversas encuestas de opinión, donde se reflejó la desconfianza ciudadana hacia la máxima autoridad nacional. En una publicación de Leo Zukermann del 26 de junio de 2017, afirma categóricamente que “la gente cada vez cree menos en las instituciones públicas. Las que generan más confianza son las Fuerzas Armadas, pero con una tendencia a la baja. Todavía con calificación aprobatoria se encuentran la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y el Instituto Nacional Electoral, pero ambas, también, con cada vez menos apoyo. Les sigue, en orden descendente, pero con ya con calificación reprobatoria, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la Cámara de Senadores, la Presidencia de la República, las policías, la Cámara de Diputados y al final de la lista los partidos políticos. Esto de acuerdo al Ranking de Confianza en Instituciones de Consulta-Mitofsky publicado a finales de 2016 en el Excelsior»
En estos mismos resultados que presentó Consulta Mitofsky aparece un dato preocupante: 30% de mexicanos reprueba todas y cada una de las 17 instituciones que se midieron en la encuesta, sean públicas o privadas. ¡Casi un tercio de los mexicanos desconfía de todo! Esta percepción no ha cambiado, creo que ha aumentado, la ciudadanía mexicana se encuentra harta en grado superlativo de los políticos del PRI, pero me parece que resulta preocupante porque siguen las instituciones en crisis de credibilidad y consecuentemente está en juego el descontento social y por otro lado los ánimos están caldeados por todas partes del país ante los graves problemas, desde la corrupción gubernamental, la pobreza, el desempleo, la inseguridad, la gasolina cara, la canasta básica cara, los salarios bajos, pérdida del valor adquisitivo, entre otras muchas cosas.
Entonces lo prioritario es revertir esa tendencia. Habrá que preguntarnos ¿cómo se podría hacer? o ¿quién podría lograrlo? Bueno, la oportunidad está en las 156 mil casillas electorales en todo el país, donde podrán votar 87 millones 895 mil 313 ciudadanos en las urnas este domingo uno de julio, para renovar el gobierno federal y se vote además por senadores de la república y diputados, tanto federales como algunos locales y la renovación de ayuntamientos. Así que, la ciudadanía mexicana podría cambiar las cosas en las casillas que serán cuidadas y vigiladas por un millón 400 mil ciudadanos en todo el país.
Hay cuatro candidatos a la Presidencia de la Republica. Andrés Manuel López Obrador, participando por tercera vez como aspirante, esta vez lo hace por el partido Morena. AMLO tiene como principal eslogan que va a acabar con la corrupción, lo que le ha generado múltiples simpatías ciudadanas, ya que significa el cambio verdadero, que lo ha colocado en el primer lugar de las preferencias electorales por su discurso esperanzador de que cambiaran las cosas para bien en la Nación mexicana. Posiblemente su tenacidad lo lleve a que obtenga la mayoría de los votos y gane la elección.
Por PAN-PRD y MC es candidato Ricardo Anaya, llamado el joven maravilla, cuya propuesta más impactante es echársele a la yugular a Peña Nieto, para meterlo a la cárcel si llega a la Presidencia. En lo particular me parece que es muy peligrosa la postura anayista de ponerse a las patadas con Sansón, porque el Presidente es, como quiera, el hombre más fuerte en el gobierno. Este queretano tiene el segundo lugar en las preferencias electorales y se ha dedicado a atacar tanto a AMLO como a Meade, pleito que finalmente beneficia a AMLO.
Mientras tanto, el PRI, tiene un candidato ciudadano: José Antonio Meade, que está ubicado en el tercer lugar de las encuestas, que por cierto, su mismo partido no lo ayuda mucho que digamos y el PRI, ante la posibilidad de que pierda las elecciones, se está jugando su supervivencia política, entre desprestigio y el rechazo ciudadano de que continúe en el poder. Por último, también participa como candidato independiente el regiomontano Jaime Rodríguez Calderón, alias El Bronco en un cuarto lugar de preferencias.
En las campañas hemos visto de todo: ataques, descalificaciones, calumnias, guerra sucia, en fin, un sinnúmero de acciones que denigran la actividad política, pero en el fondo de las cosas, todos deseamos que surja lo mejor para México, esperemos que así se comporten las instituciones ante el descrédito, que en este caso podría ser el INE, como árbitro de la contienda, quien está obligado a ser una institución confiable ante la misma crisis de credibilidad, porque si no se hacen las cosas bien, podría el INE cometer un atraco a la voluntad popular que vote ese día, haciendo la declaratoria de que alguien –puede ser -Meade o Anaya– que sabemos están abajo en las preferencias electorales, lo declaren a cualquiera de ellos el ganador, lo que generaría posiblemente las siguientes reacciones: la protesta social en todo el país por posible fraude, porque si AMLO es el puntero con ventaja de 30 puntos, nadie va a creer que pierde AMLO, porque hasta los priístas votarán por él, según algunas encuestas, lo que causaría un conflicto poselectoral, porque si el resultado de las elecciones es mentira o muy difícil de creer, entonces podría generar la furia anunciada por la presidenta de Morena, quien advirtió: “Se encontrarán al diablo si pierde Andrés Manuel López Obrador” y para fijar posturas, el vocero de la Presidencia de la República, Eduardo Sánchez Hernández, dejó claro que el Instituto Nacional Electoral está en manos de ciudadanos y que esta es una institución robusta en la que se puede confiar, por lo que descartó un fraude como plantea el Movimiento de Regeneración Nacional.
El funcionario federal acotó que el domingo se vivirá una fiesta democrática, por lo que la participación ciudadana es fundamental y desde luego, las instituciones habrán de hacer lo que a cada quien le corresponde.
De ser cierto lo anterior, o vamos a tener una fiesta democrática o de lo contrario un peligroso fraude electoral, que podría traer consecuencias lamentables al país. Lo más inteligente es dejar que fluyan los pronósticos que anuncian la derrota inevitable del PRI y PAN-PRD-MC.
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María Elena Yrízar Arias