En el juego de tronos ganas o arruinas tu serie en el último episodio.
[Crítica con Spoilers]
Por Adrián Martinez Nava
El 20 de julio de 1994 se transmitió por primera vez último episodio de la serie Dinosaurios llamado “Changing Nature”. Considerado como uno de los episodios finales más controversiales en la historia de la televisión familiar. El final de Dinosaurios narra como Earl Sinclair, papá dinosaurio, debe arreglar problemas ecológicos provocados por malas decisiones empresariales. Earl, Sin embargo, empeora la situación al formar parte de la cadena, tomando una terrible decisión tras otra hasta desencadenar la era glaciar. El episodio termina con la familia Sinclair esperando solemnemente el final en su casa enterrada bajo la nieve.
¿Por qué en un artículo sobre el episodio final de Game of Thrones estoy hablando del final de Dinosaurios?
Bueno…
Desde su primera aparición en los televisores de gente que contaban con el servicio de HBO, Game of Thrones fue un rotundo éxito. Primero, debo admitir, fue un éxito entre un grupo limitado de personas, las cuales invitaban a más gente hasta que, para la cuarta temporada ni los hijos, ni sus madres podían escapar de la ráfaga de memes que inundaban Facebook, Twitter y demás redes sociales. Además de la constante condescendencias por parte de los fans a la gente común que no quería tener nada que ver con la serie.
Game of Thrones era más grande que el pan en rebanadas. Hasta que el domingo 19 de mayo, cuando los escritores y productores no internalizaron de manera adecuada las lecciones transmitidas por Earl Sinclair en el final de Dinosaurios y decidieron terminar la serie como una cadena de errores que acabó con el de por sí delicado balance que la serie pretendía tener desde varias temporadas atrás. Poniéndola allí arriba con otros finales horribles, como Dexter.
Verán, la sexta temporada tenía que cerrar varias historias y al mismo tiempo abrir una nueva en el tiempo que les quedaba, además de crear una conclusión satisfactoriamente emocional. Todo en seis episodios de poco más de una hora. Veríamos profecías cumplirse, ¡DRAGONES CONTRA CAMINANTES BLANCOS! Culminación de complots políticos que llevan años en el horno, ¡CLEGANE BOWL! Jon Snow y su acenso de bastardo a rey de los siete reinos, ¡LA MUERTE DE CERSEI! Etc. Y lo que nos entregaron fue decepción y el regreso de clichés problemáticos que creíamos erradicados desde hace más de una década.
Pero hablemos del verdadero culpable en todo, el sexto y último episodio.
Tomando lugar inmediatamente después de la masacre a manos del personaje de Emilia Clarke, Peter Dinklage recorre la ciudad hasta llegar al sótano del castillo donde encuentra los cadáveres de su hermano y hermana, ambos en increíbles condiciones para ser personas aplastados por toneladas de escombros. En su camino de la entrada de la ciudad hasta el castillo, las cámaras hacen énfasis en mostrarte los cuerpos calcinados de los antes habitantes de la capital.
Mientras tanto, Emilia celebra su victoria, está saboreando su momento, ella ahora es la reina del mundo, hasta que Peter la interrumpe reprochándole a su reina su acto de violencia imperdonable, renunciando a su trabajo como su consejero principal y es arrestado por traiciones cometidas realmente en episodios anteriores. Todo esto lo vemos a través de nuestro proxy, Kit Harington, cuyo personaje está sufriendo una batalla interna entre su deber o el amor de su vida. Las cámaras y la música durante todo esto quieren que veamos a Emilia como una persona inestable y sedienta de poder. Emilia debe morir y vamos a estar de acuerdo porque ella es mala ahora.
Momentos después Kit va a buscar consejo de Peter quien le pide termine con la vida de Emilia. Ambos concuerdan en que sus problemas con ella se generaron debido a que es una mujer que los atrae y eso los cegó, haciendo imposible que vieran la verdadera naturaleza de su reina. Aquí vemos patrones repetirse, el show quiere que sintamos pena por ellos, su ineptitud no es su culpa, es culpa de Emilia.
Kit sin más opciones se dirige a la sala del trono, donde Emilia intenta convencerlo de ser su rey y unirse a ella liberando al mundo de tiranos. Kit toma esta oportunidad, para asesinarla mientras ella lo besa esperando que su amor sea retribuido. Kit, la victima en todo esto, está dispuesto a enfrentar su castigo a manos del Drogon el dragón, quien siente a distancia que su madre ha muerto y decide quemar al asesino, el trono de hierro. Símbolo de la rueda que termino aplastando a Emilia en su búsqueda de poder. #DrogonElDragonFilosofico
En un último estirón del CGI, Drogon toma a su madre con una de sus patas y vuela al este, para tal vez comérsela, no sé.
Lo que sigue de aquí es irrelevante, es obvio que los escritores querían terminar la serie tratando de complacer a la mayor cantidad de gente posible. después de que se rían de la idea de una posible democracia, Peter escoge a Isaac, quien no hizo nada en toda la temporada adoptando la oligarquía como modelo de gobierno, que es básicamente el 1% votando por el 99% y es básicamente lo mismo que la monarquía, pero OK. Sophie Turner hace Brexit medieval volviéndose monarca del norte. Y así terminan las flipantes venturas de los Stark
El episodio principalmente quiere establecer dos cosas. Lo primero, el personaje de Emilia Clarke ha caído en el ciclo de locura que rodea a su familia, ahora hambrienta de poder y debe morir; y segundo, quien se quedará en el trono de hierro. Pero en lugar de eso, termino siendo CADA COSA INNECESARIA BAJO EL SOL. Es un episodio donde intentaban escusar desesperadamente las decisiones que tomaron y que estábamos a punto de ver en pantalla. Su intención no era cerrar historias pendientes, era generar empatía y pena por el personaje de Kit Harington para que ignoráramos el trágico y penoso intento de conclusión que pusieron al aire ese domingo.
En este episodio deshacen descaradamente ideas del mundo que ya estaban establecidas, especialmente cuando se trata de las mujeres. En un mundo donde se les odia por ser del sexo femenino, ellas se rehúsan a ser víctimas. Sansa – El Personaje de Sophie Turner – salió adelante; después de que su inocencia la hiciera cometer error tras error, se rehusó a que las malas situaciones en la que los hombres de su vida la pusieron la definieran; Brienne de Tarth cambiando paradigmas al decidir buscar la vida de caballero sobre la de una dama; Las mujeres de Altojardín siendo la influencia principal en su familia. Y luego tenemos al personaje de Emilia Clarke, Daenerys Targaryes, una mujer triunfando en un mundo profundamente misógino, negándose a aceptar los que los hombres en el poder pedían de ella y adaptándose a toda situación. Ella era lo más cercano a un personaje femenino saludable en televisión de 2011 a 2019, pero luego viene su muerte. ay Jesús la muerte Emilia.
No sé como empezarles a explicar que el cliché del hombre matando a su pareja mientras comparten un momento intimo es increíblemente problemático hoy en día. No porque sea un tema complejo y que no pueda poner en palabras, si no porque me parece increíble que este tipo de tramas sigan existiendo en 2019. Sólo para dar un poco de perspectiva, se estima que el 43.9% de las mujeres asesinadas en México es a manos de su pareja. Estos hombres se ven a si mismo como los Kit de su propia historia, no tenían opción.
El problema no es que el personaje de Emilia muriera en manos de un hombre, el problema es a quien la cámara quiere que veamos como víctima. Esto le duele más al asesino que al asesinado, ella se lo buscó. El tuvo que tomar ventaja de una situación romántica y vulnerable para sacar ventaja y arrebatarle la vida a su mujer, quien necesitaba ser puesta a “dormir”. ¡Pobre de él, no tenía otra opción, él es la verdadera víctima en todo esto!
Y puedo escuchar a la gente justificando este tipo de violencia en la televisión diciendo “¿No estás viendo la serie?, El no tenía otra opción”, a lo que amablemente les puedo contestar que, un trabajo de ficción como Game of Thrones no es más que una serie de decisiones y resoluciones inventadas por un grupo de escritores. Literalmente ellos crearon la situación y pusieron esa opción como la única, porque querían terminar la serie en seis episodios usando específicamente este final. Elecciones fueron hechas.
Algún día invitaré a Emilia Clarke a comer gorditas para recordarle que ella, así como todo el elenco, merecía algo mejor.
Si bien, la muerte de Emilia fue la gota que derramó el vaso, hay que recordar que hay más liquido en este recipiente.
La muerte de Viserion que resultó en nada.
Conseguir un caminante blanco para convencer a Cersei que no logró nada.
La verdadera ascendencia de Jon Snow que empezó nada y logró nada.
Las muertes de Rhaegal y Missandei como patética excusa de crear una nueva narrativa que termino siendo uno de los peores episodios en toda la historia de la televisión.
Al final quien queda en el trono de hierro no importó, porque nada de lo que experimentamos en los últimos años no importó.
Algo que enseñan en las primeras clases de creación literaria es “si vas a poner un rifle cargado en la pared en pantalla al principio del episodio, más vale que lo estés usando para el final del mismo”. En otras palabras, no puedes decir cosas “importantes” si no pretendes hacer nada con ellas más adelante. Para ser honestos, es un insulto al espectador y una verdadera perdida te tiempo.
Los fans de la serie hemos estado dando excusas por las malas decisiones que tomaron los escritores. Queríamos creer que esos momentos dramáticos e impresionantes de las últimas cuatro temporadas significaban algo, pero no. Porque esos momentos que defendíamos a capa y espada, no nacieron de una narrativa coherente y detallada; nacieron de la necesidad de hacer algo “impactante” sólo por ser “impactante”. Sólo necesitaban que todo fuera lo suficientemente creíble para llegar al último episodio sin estrellar el avión prematuramente.
Así como Earl Sinclair, los escritores y productores de la serie quisieron tapar un error con otro hasta que resulto imposible reparar el daño hecho, perjudicando en el camino viejos y bonitos recuerdos que nos supieron entregar años atrás. Su la falta de disponibilidad para reconocer sus errores y no tratar de remediarlo cuando aún podían, resultó en uno de los finales más controversiales en la historia de la televisión moderna.
Muy a mi pesar he sido parte de los y las viudas de Game of Thrones durante la última semana, pero entiendo que viene de años de recibir un buen producto domingo con domingo. Sin embargo, A veces las cosas no son como un quisiera, pero si algo aprendí de la serie, principalmente de las primeras temporadas, es que uno debe ser un agente de cambio en su propia vida y no dejar malas situaciones creadas por alguien más definan lo que haces con tu vida; y pretendo quedarme con ese mensaje.
Pero mientras el mal sabor de boca se nos pasa, usando las honorables palabras del Rey Bobby B.:
¡Denme algo para el dolor y déjenme morir!